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Algo bueno tiene Feijoo

Aprender el inglés pitufo del doctor Sánchez no confiere distinción alguna: cualquier zoquete puede emularlo

JUAN MANUEL DE PRADA

UN amigo cabroncete me dice que no tiene sentido alguno votar a Feijoo, porque es un perfecto clon del doctor Sánchez. Pero, aparte de ser menos agraciado que el doctor Sánchez (y en el gobernante la fealdad es virtud, antes que lacra), Feijoo no sabe ni pizca de inglés. ¡Algo bueno tiene Feijoo!

Un idioma extranjero se puede aprender por razones prácticas (ligar guiris borrachas, por ejemplo); también por razones de estudio filológico; y, en fin, por puros motivos mundanos, como hacen los figurines que nacieron con vocación de lamer almorranas en el foro de Davos y demás aquelarres plutocráticos. Pero las lenguas no se aprenden, sino que se viven (con el alma y con la sangre); y cuando no se viven no se aprenden bien. No basta con hablar un idioma al modo pitufo; ni siquiera basta con escribirlo de forma mazorral. Es necesario pensar valiéndose de sus giros (a veces para quebrarlos); es necesario que las palabras respiren con la música debida (que a veces es una música imprevista); es necesario, en fin, que el idioma nos anegue, penetrando en los hondones de nuestra alma. Sólo así se puede hablar y escribir haciendo que las palabras resplandezcan, como hago yo cuando cojo la pluma; lo otro es como mascar alfalfa.

Hablar una lengua es como pasearse por un palacio diseñado por Palladio, con alcobas pintadas al fresco y jardines amenos; lo que hacen los figurines es como encerrarse en un cuchitril hediondo. Han convertido el idioma en un vehículo funcional y mostrenco; de ahí (aparte la vocación lacayuna) que, para soltar sus topicazos e inanidades, hayan elegido el inglés, que es el idioma más funcional del mundo. Está probado que con quinientas palabras en inglés se pueden expresar más de diez mil significados diversos (sólo el verbo ‘run’, combinado con preposiciones y adverbios, expresa más de ochocientos). Pero, por supuesto, este inglés pitufo nada tiene que ver con la lengua de Shakespeare.

Aprender el inglés pitufo del doctor Sánchez no confiere distinción alguna: cualquier zoquete puede emularlo; y cualquier charlatán de Hyde Park sobrepujarlo. Además, hablar lenguas extranjeras nos coloca siempre en una posición subalterna. De ahí que antaño los príncipes con sentido de la dignidad, aunque supieran la lengua del otro príncipe con el que parlamentaban, recurrieran siempre a intérpretes. Feijoo, por otro lado, está negado para el aprendizaje de las lenguas, como prueba su pálido gallego sin color ni música, que parece una traducción del castellano aliñada por Siri. Puesto a aprender una lengua, Feijoo debería probar con el latín, que se puede pronunciar indistintamente con acento gallego o con el acento metálico de Siri; pues todos los nativos que lo hablaban se murieron y la Iglesia que tenía la misión de custodiarlo lo dejó expósito. Es cierto que, como nos enseña Cervantes, hablar latín no nos excusa de ser asnos; pero hablar inglés al modo pitufo es cosa de asnos serviles y cosmopaletos.

OPINIÓN

es-es

2023-06-05T07:00:00.0000000Z

2023-06-05T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281655374464853

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