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El papel de Vox

Negociar no es imponer. Ni en La Moncloa ni en ayuntamientos ni en comunidades

JOSÉ F. PELÁEZ

EL tsunami que se avecina es de una intensidad tal que no es descartable que el PP pueda alcanzar una mayoría suficiente para gobernar en solitario. Es decir, es posible que a Feijóo no le haga falta Vox para ser investido presidente en segunda ronda. Es el ‘efecto Juanma’, repetido después por Ayuso: cuando las encuestas te dan ganador con unas cifras tan claras se instala en el votante la percepción de que la única decisión que hay que tomar es si prefiere que el PP gobierne solo o con Vox. Y es ahí cuando se produce un empujón enorme hacia el PP, que no solo moviliza a los suyos, sino que logra arañar votantes procedentes de Vox, de la abstención y –como ha quedado demostrado– del propio PSOE. Pero es que, además, se produce, en paralelo, una desmovilización de la izquierda que provoca que ese número de votos suponga un porcentaje aun mayor sobre el total. Si a esto le unimos el castigo al PSOE por parte de los suyos y la posibilidad, cada vez más verosímil, de que la izquierda radical concurra dividida en dos, el cóctel resultante es inmejorable para las aspiraciones de Feijóo.

Pero una cosa es que el PP pueda gobernar en solitario y otra que pueda disponer de una mayoría absoluta para sacar adelante su actividad legislativa o los presupuestos. Va a necesitar a Vox y yo creo que está bien que Vox juegue sus cartas, negocie fuerte e intente influir con sus votos en las leyes que han de ser aprobadas. Pero es que, además, creo que será bueno para el país que Vox asegure que la política económica del PP sea la que ha de ser: bajada de impuestos, recorte de ministerios, de gastos superfluos e innecesarios, eliminación de subvenciones clientelistas, de ineficiencias, de duplicidades, de chiringuitos, gestionar mejor los presupuestos, poner el foco en ayudar a empresas y autónomos y, por supuesto, instalar de nuevo en la sociedad la cultura del esfuerzo, del trabajo y de la aspiración de la prosperidad. Sin ello, es imposible aspirar a mantener el estado social fuerte que todos queremos. Y, además, los jóvenes necesitan volver a la realidad, a la autoestima y a entender los juegos de causas y efectos. Simplemente no es aceptable que, con las cifras de paro que tenemos, haya tantos puestos que no se logran cubrir. Es intolerable e insoportable para cualquier economía.

Pero, desde luego, haría mal Vox en poner en riesgo los cambios que España necesita y a los que, junto al PP, puede enfrentarse solo por tratar de imponer una agenda ideológica incompatible no solo con el ideario del PP y con la sensibilidad de la mayor parte de los españoles sino, además, con los compromisos de España en sus relaciones multilaterales. No porque tengan más o menos razón sino porque no tienen los votos. Negociar no es imponer. Ni en La Moncloa ni en ayuntamientos ni en comunidades. En este momento no se trata de aparecer públicamente confundiendo intransigencia con fortaleza sino de entender responsablemente el papel que les toca jugar en un momento histórico como este.

OPINIÓN

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2023-06-05T07:00:00.0000000Z

2023-06-05T07:00:00.0000000Z

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Vocento