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El secesionismo más radical e islamófobo triunfa en los pueblos de la Cataluña interior

▶ La victoria del partido secesionista y antiinmigración Aliança Catalana en Ripoll saca a la luz el fenómeno ▶ Los partidos en la ciudad de donde salió la célula terrorista de 2017 debaten cómo frenar a la extrema derecha

ÀLEX GUBERN RIPOLL (GERONA)

Ripoll, con el título oficioso de ‘bressol’ (cuna) de Cataluña, es un municipio de contrastes. Y no es un tópico. A pocos metros del monasterio románico donde reposan los restos del mítico fundador de la ‘nación catalana’ Guifré el Pilós, se levanta la plaza-puente sobre el río Ter, una de las obras más bellas de todo el catálogo del estudio catalán de arquitectura RCR (premio Pritzker 2017).

Sobre la sugerente estructura de acero corten del puente pasea un variado paisanaje aparentemente ajeno al terremoto político que sacude esta tranquila población desde el pasado domingo, cuando la formación independentista islamófoba Aliança Catalana se hizo con la victoria en los comicios, logrando seis de los 17 concejales del pleno y un 30,7% de apoyo en las urnas. Con una campaña centrada en el «problema migratorio», su líder Sílvia Orriols puede convertirse en la nueva alcaldesa de una población que, tras el trauma de 2017 –de Ripoll fue originaria la célula terrorista de los atentados de Barcelona y Cambrils– creía haber dejado atrás el conflicto y la fractura social. En el puente sobre el Ter, ripollenses de «toda la vida» o de adopción prefieren pasar de largo: «Mmmm... prefiero no contestar», «ni idea, ni idea...», «veremos qué pasa...», responden recelosos.

Si en Ripoll el impacto ha sido enorme, lo mismo ha sucedido en Cataluña, que ha visibilizado por primera vez la existencia de una extrema derecha de perfil independentista, minoritaria, residual en el conjunto, pero que en Ripoll ha eclosionado y se dispone a gobernar si los otros partidos no lo impiden. Es la propia Orriols quien, en conversación con ABC, define el doble perfil que caracteriza a su partido. «Sí, está claro que somos antiislamistas. Nos da miedo que el Islam avance en Europa y que acabemos como en Irán o Afganistán. Respecto al tema nacional, evidentemente estamos en contra de la ocupación española y francesa, estamos por una Cataluña donde la identidad catalana prevalezca. Cada cultura ha de ser dominante en la tierra de donde es propia. Defendemos la catalanidad de Cataluña».

¿Qué ha sucedido en Ripoll? El periodista Xavier Rius Sant, uno de los mayores especialistas en el fenómeno de la extrema derecha en España, apunta que en Cataluña su surgimiento se produce principalmente en las zonas rurales de tradición carlista, «donde siempre hubo una segregación social importante. Antes entre propietarios y

Todo el trabajo para recuperar la convivencia tras los hechos de 2017 se pone ahora en cuestión

aparceros, después entre quienes se definen como de ‘aquí de toda la vida’ y quienes han venido de fuera, primero la inmigración del resto de España, luego la de más allá». Ripoll, además, apunta Rius Sant, «es una sociedad más cerrada incluso que la de Vic, lo que ha podido fomentar la imagen de una comunidad marroquí segregada que alimenta el discurso de Aliança Catalana». Sobre ello, el discurso machacón sobre una supuesta «discriminación» de la población local con respecto a los foráneos en el reparto de las ayudas sociales y el recuerdo aún no cicatrizado de lo sucedido en 2017 han creado el caldo de cultivo que catapultó a Orriols.

Tasa de inmigración baja

En Ripoll, la primera reacción del resto de partidos fue de sorpresa. Manoli Vega que lideró la lista de Junts, partido que ostentaba la alcaldía y sufrió un severo retroceso el 28M, niega a este diario que en Ripoll exista un problema con la inmigración. «Somos la capital de comarca con menos delincuencia, con una tasa de población inmigrante baja, del 14%, dos puntos por debajo de la media catalana. Ha calado el discurso populista», añade en un diagnóstico que corrobora Enric Pérez, candidato del PSC, que a la vez también lamenta la inacción del anterior consistorio a la hora de rebatir y fomentar acciones que frenasen el discurso ultra y plagado de ‘fake news’ de Aliança Catalana. Orriols replica a quienes le acusan de mentir: «No sé en qué realidad vive esta gente. Ya antes de los atentados de 2017 había una contracomunidad que se iba formando, ajena al municipio, sin relacionarse, con unos valores totalmente antioccidentales. Cuando ves niñas de ocho o nueve años con velo islámico ya intuyes que aquí hay fanatismo».

Xavier Rius Sant asume que no es fácil combatir este tipo de discursos, más en un pueblo donde los atentados de 2017, obviamente, causaron un gran impacto. «El Ayuntamiento de Ripoll hizo su trabajo para calmar los ánimos. Y lo logró, consiguieron que no pasase como en El Ejido. Pero hay cosas contra las que es difícil combatir: los rumores, el discurso sistemático con el tema de las ayudas sociales...» Es el terreno en que Orriols se mueve cómoda.

Con cinco hijos, fuerte de carácter, hasta el punto de no tener relación con sus colegas de pleno, Orriols es la líder indiscutida de una formación que es, a la vez, una escisión del Front Nacional de Catalunya, el partido con el que entró por primera vez en el ayuntamiento y del que acabó descolgándose por considerar que «no se podía hablar de todo». Le pidieron que moderase su discurso antiinmigración y acabó fundando Aliança Catalana, partido que en los últimos comicios también logró representación en el pequeño municipio de Ribera del Dondara (Lérida) y en Manlleu (Barcelona).

Si en el inicio del anterior mandato el independentismo estaba mucho más presente en el discurso de Orriols –con el ‘procés’ aún vivo y la sentencia del 1O en primer plano–, progresivamente Aliança Catalana se centró en la cuestión de la inmigración, con la intención de no asustar al votante sensible con este tema pero refractario al discurso independentista de corte etnicista del que hace gala. «La intención era poder coger voto no independentista, pescar en los barrios donde hay malestar, gente cabreada», apunta el socialista Pérez.

La líder de Aliança Catalana niega que se haya producido esta modulación. «En ningún caso renunciamos al independentismo», subraya en lo que es, de hecho uno de los matices que le distingue del histórico Josep Anglada, que en su momento lideró la también contraria a la inmigración y potente Plataforma per Cataluña, y que ahora ha resurgido con dos concejales y casi un 9% de votos en Vic (Barcelona). Su nueva plataforma se llama Som Identitaris, y en conversación con ABC se ubica en el eje nacional e ideológico. «Nadie puede decir que yo sea extrema derecha. Vox no es mi espacio. A mí me vota gente nacionalista e independentista. Yo no soy secesionista, pero sí soy un enamorado de Cataluña. Estoy muy lejos de Vox en ese aspecto». Veterano del combate político, define a Orriols. «Sí, es valiente. Defiende lo que yo defendía ya en 2023».

«Efecto aplazado de 2017»

Toni Aira, profesor de Comunicación Política de la UPF-BSM, subraya la singularidad del espacio político catalán en relación a la extrema derecha: «Hay un espacio para este discurso aquí, sí, como en cualquier otro lugar, pero por sus características en Cataluña la extrema derecha siempre estuvo asociada al españolismo». No obstante, recuerda la especificidad del caso Plataforma per Cataluña, replicado ahora en Ripoll. «Ese espectro existe, pero con una derivada local muy clara», añade Aira para apuntar que «en Ripoll se ha podido producir un efecto aplazado del trauma de los hechos de 2017».

Ante la victoria de Aliança Catalana, la pregunta que se hacen ahora los partidos en Ripoll es cómo responder. ¿Armar una alianza de todos contra Orriols? ¿Dejar gobernar a Aliança para que tope con la realidad de la gestión? ¿Cordón sanitario al discurso del odio? Sobre el Ter, en el puente diseñado por el estudio RCR, ninguna respuesta es fácil.

ABC 2

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2023-06-05T07:00:00.0000000Z

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https://lectura.kioskoymas.com/article/281814288254805

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