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Inflación y tipos

Buenos datos por el lado de la inflación. De la española, que lidera las bajadas con un par de meses de adelanto sobre el resto de países de la zona euro y que está ya en niveles que no asustan tras casi un año descontrolada. Ha tardado más de lo esperado pero los índices de precios ya se están embridando, como consecuencia de que se hayan solucionado los cuellos de botella en las cadenas de suministro y de la caída del precio de las materias primas, últimamente los alimentos.

La lectura de esta mejora es doble. Por un lado, se debería trasladar a la percepción de los agentes económicos, que tras meses de zozobra ven como finalmente ha terminado por controlarse. Y por otro lado, va a permitir que los bancos centrales levanten el pie del freno. Probablemente, la próxima sea la última subida de tipos de interés por parte del BCE. Y aunque las subidas han sido muchas y muy rápidas –algo que en gran medida viene motivado por el punto de partida absolutamente extraordinario del que partía–, la economía no se ha resentido mucho. De hecho, la realidad está superando claramente las estimaciones y hoy, con el ciclo de subidas a punto de terminar, podemos decir que es muy probable que lo peor se haya dejado atrás, una vez que la renta disponible va a mejorar en la segunda parte del año porque las revisiones salariales superarán a la inflación.

Se disipa, además, el riesgo de que el banco central se pase de frenada. En los últimos días, los responsables de la política monetaria respiran más tranquilos y parece que no van a ir mucho más lejos. Tipos de interés que, aunque la subida haya sido muy rápida, siguen estando a unos niveles que deberían ser llevaderos. Nos habíamos mal acostumbrado y ahora toca recomponer la figura y volver a considerar como normal lo que es y ha sido siempre normal. El proceso no debería ser traumático en tanto que el empleo está aguantando bien y el mercado de capitales está a pleno rendimiento.

Resulta importante también ir asimilando que la inflación ha venido para quedarse –no a los niveles de últimamente pero sí por encima de los que hemos visto en estos últimos años–. El mejor indicador adelantado de por dónde puede ir la inflación son los incrementos salariales previstos en los convenios colectivos. Subidas de entre el 3 y el 4% de los precios los próximos años resultan razonables y hasta cierto punto deseables. Los banqueros centrales tienen que modificar pronto el discurso revisando al alza los objetivos de inflación. No dudo que lo harán, en otra muestra más de que de un tiempo a esta parte saben estar a la altura de sus responsabilidades.

ECONOMÍA

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2023-06-05T07:00:00.0000000Z

2023-06-05T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/282033331586901

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