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Rellán, manirroto de talentos

ÁNGEL ANTONIO HERRERA

A Miguel Rellán le dan muchos premios, últimamente, pero yo siempre le pillo trabajando. Mientras escribo, se emplea en la España vacía, sin cobertura. Ha trabajado con los mejores, porque él es un magnífico. Rellán es uno de nuestros actores de vitola mayor y trabaja tanto, y bajo tanto sigilo y bajo tanta pureza, que a veces pareciera que anda siempre por ahí, de zángano del esplín. Miguel, en el teatro, y también en el cine, o en la tele, por rachas, ha logrado esa virtud humilde y definitiva que es la naturalidad, según el personaje que maneje, y la naturalidad es el fruto de una larga paciencia, que es como decir de una ahincada sabiduría. Alguna vez le he escuchado que la interpretación es ateneo de grandes tímidos, y probablemente lleve razón, porque eso en él se cumple, y yo creo en él. Miguel es actor, sí, inevitablemente, clamorosamente, pero también es meritorio de prestidigitador, y autor teatral, y pianista secreto, y prosista de barroco parentesco que ha dado títulos como ‘Seguro que el músico resucita’, un ramo de relatos que navega firmamentos de la mejor literatura.

Colecciona títulos imposibles o surrealistas, del tipo ‘La monja que no vino’, o ‘El mecanismo de la fiera’, habla a su perro como a un hermano y escucha como nadie, incluso a los perros. Admira a los directores de orquesta y a los que escriben con estilo, no sé si por este orden. Pidió un día, en el Auditorio Nacional, desde el escenario, que el público tirara el móvil al mar, durante el devenir de la música, y le hicieron caso. Tiene una melancolía cruzada de curiosidad, o al contrario, y eso inquieta e impone mucho, porque encima es alto o muy alto, y la melancolía doblada de estatura, o al revés, es una muy elegante y hasta prestigiosa manera de estar en el mundo. O de no estar. Se da en él la lentitud atenta, que es un modo de la distinción. Yo sospecho que le conozco desde hace siglos, y me gusta jactarme de que en algún momento le motivé el ejercicio de la literatura, porque él se abunda enseguida en varios y sucesivos aprendizajes que, encima, convierte enseguida en magisterios. Ha hecho de la veteranía un modal de la juventud. He aquí un ejemplar único de un escasa estirpe de exóticos nacionales que viven manirrotos de talento.

CULTURA

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2023-06-05T07:00:00.0000000Z

2023-06-05T07:00:00.0000000Z

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