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Pichici, Zamora y nada

SOSTRES

SALVADOR

Es el Barça de los conjuntos resultones pero vacíos. Es el Barça del Pichichi y del Zamora, que brillan pero no esconden la bancarrota del club y el fracaso del equipo. Es un fantasma ganar la Liga en una era en que a los grandes sólo les importa la Champions. Es una mente de calibre 22 en un mudo Magnum 357. Es consolarse porque el Madrid haya sido eliminado por el City de Guardiola, como si aún Pep fuera el primer barcelonista, con los saldos y restos de serie que nos ha vendido a traición, a sabiendas de que éramos pobres y estábamos necesitados. Es creer que si gana el sábado la Champions es como si nosotros la hubiéramos ganado.

Esto es hoy el Barça. La ciencia ficción de fabular que hemos conquistado el Mundial porque la Argentina de Messi lo ha conquistado. Somos el espejismo de convencernos de que Messi va a regresar simplemente porque nosotros lo deseamos, sin reparar en el escandaloso y notorio hecho de que un presidente sin escrúpulos está jugando con las bajas pasiones de su afición más pueril, y más estúpida, para correr cortinas de humo mientras él comete todas las fechorías imaginables no sólo para retorcer los sentimientos de sus socios sino para dejarles sin su más preciado patrimonio.

Lewandowski empezó siendo gafe y al final ha marcado más goles que nadie (23), y esto hay que reconocerlo aunque sus goles sólo han servido para la cuita aldeana y no han impedido que un año más en la Barça haya hecho el ridículo en su proyecto europeo, que es el único que importa a los clubes que merecen la pena.

Es lo mismo que Ter Stegen (17 goles en contra), que ha jugado un papel crucial en las victorias por la mínima de su equipo en la Liga pero que tampoco ha podido evitar la debacle europea. Es cierto que en su caso es menos responsabilidad y menos dinero que en el caso de un delantero, que cuando se elige bien, puede vertebrar un equipo.

La excusa del Pichichi va a servir para justificar el fichaje del veterano polaco, pero teniendo en cuenta la bancarrota técnica en la que el club se encontraba y se encuentra, y la urgencia de construir un proyecto a largo plazo, su incorporación ha sido retórica carísima e inútil, a beneficio de Laporta y su amigo Pinhas Zahawi.

En un contexto choni y descompuesto, la bisutería del Barça se ha abierto un pequeño espacio efectista pero estéril. La masa social del club sucumbe a la hojalata. Laporta sigue a lo suyo y sabe que a su turba acrítica le basta para ser feliz que le envuelva los pufos con papel de plata.

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2023-06-05T07:00:00.0000000Z

2023-06-05T07:00:00.0000000Z

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