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Las teorías de los nuevos gurús de la liberación animal

▶ El discurso animalista es fácil de vender a un porcentaje de la sociedad urbanita que desconoce la realidad rural

JUAN DELIBES

El animalismo es un movimiento global que triunfa en buena parte del mundo, fundamentalmente en los países más desarrollados. Parte de principios bienintencionados, porque, ¿quién no desea un mayor grado de bienestar para los animales y acabar con los casos de abuso y maltrato? El problema es que los animalistas interpretan el confort y la felicidad de los animales desde un punto de vista exclusivamente humano, exigiendo para ellos derechos idénticos a los de las personas, por ejemplo, que algunos animales de trabajo, como los perros pastores o de caza, no comiencen su labor hasta después de haber alcanzado la edad adulta o se jubilen obligatoriamente a una edad madura. La caza y la pesca para los animalistas son probablemente lo peor que puede haber y no existe un atisbo de entendimiento con los cazadores en ese sentido. Pero es que la depredación natural que se produce constantemente en todos los ecosistemas de la tierra tampoco es vista con buenos ojos por los animalistas, que han propuesto alternativas para hacerla desaparecer. El discurso de los animalistas es fácil de vender y es visto con buenos ojos por un alto porcentaje de la sociedad urbanita, sobre todo entre los más desconocedores de l a realidad del campo y el mundo rural. En muchos colegios de las grandes capitales se adoctrina a los niños en ese sentido. Con frecuencia, periódicos y periodistas asumen de buen grado las tesis animalistas en sus libros de estilo y publican con naturalidad y desinformación, como, por ejemplo: «Como todo el mundo sabe, terminada l a temporada de caza muchos cazadores abandonan a sus perros…» . Son generaciones de nuevos periodistas desconocedores del campo, convencidos de que apoyan las tesis correctas. Los animalistas están organizados a nivel global. PETA (Personas por el Trato Ético a los Animales) es una gran organización que nació en 1980 en Estados Unidos, pero hoy está implantada en todo el mundo moderno. En España, Pacma es la principal asociación que aglutina a los animalistas. En su día se presentaron a las elecciones generales, recabando en el año 2019 nada menos que 328.000 votos, pero ningún representante en el Congreso. Los votos animalistas son muy atract i vos para grandes grupos como Podemos, que a su vez posee su Círculo Animalista, lo que probablemente es la razón de que en el Gobierno de coalición que rige los destinos de nuestro país haya un director general animalista, que es el promotor de la polémica Ley de Bienestar Animal que, entre otros, ha sido rechazada por varios cientos de científicos españoles. Los cimientos de dicha ley se apoyan sólidamente en los principios animalistas, que para algunos intelectuales españoles, como el catedrático de Psicología de la Personalidad J.M. Errasti, rayan en el delirio.

Principios animalistas

Uno de los aspectos que más me sorprenden es que los principios animalistas no parten de profesionales del medio ambiente, ni siquiera de veterinarios. Son destacados filósofos, profesores de universidades prestigiosas como Oxford o Santiago de Compostela, de donde emanan las doctrinas

animalistas. Uno de sus axiomas es declararse abiertamente ‘antiespecistas’, contraponiéndose a los ‘especistas’. El punto de vista ambiental, y podríamos decir que ecológico, actual es el de que, cuantas más especies puedan vivir en un ecosistema, más diverso, rico, estable y valioso es (una selva tropical o un arrecife de coral, por ejemplo). Sin embargo, el movimiento de liberación animal -los animalistas- se sustentan en la teoría de Derek Parfit denominada ‘paradoja de la mera adición’, que cuestiona la idea de que la cantidad de especies e individuos coexistentes sea un valor a promover por encima de la calidad de vida de esos seres vivos. Prefieren que haya pocos animales y especies, una escasa diversidad, pero que la calidad de vida de los mismos sea alta. Un ejemplo que ponen los animalistas es la int roducción de lobos en Yellowstone, que ha creado una ecología del miedo en la que animales como ciervos o alces no solo sucumben y son devorados por lobos, sino que todos ellos viven en un estado de miedo y estrés emocional permanente a causa de la predación que repercute en su bienestar y supervivencia, algo que a los animalistas les parece inadmisible. Hay por tanto dos corrientes: la ecologista o especista, que prefiere que haya muchas especies y una gran diversidad ecológica; y la contraria, la de los antiespecistas o animalistas, que prefieren que haya pocas especies pero que vivan bien, sin miedo, lo que se logra entre otras cosas disminuyendo o eliminando a las especies predadoras. Me choca, por tanto, que PACMA se denomine Partido Animalista con el Medio Ambiente, ya que animalistas y ecologistas me parece que tienen objetivos radicalmente distintos y representan posturas enfrentadas. Los animalistas prefieren una biodiversidad baja, un medio ambient e pobre; y son, entre otras cosas, los que liberan a los visones americanos de las granjas, provocando graves crisis ecológicas de especies invasoras que dañan a la fauna autóctona.

Esterilización para la aniquilación

Hay grandes figuras del movimiento de liberación animal, como el norteamericano Jeff Mac Mahan, que han propuesto recientemente una medida para acabar con la ecología del miedo y, en definitiva, para terminar con el sufrimiento animal en estado natural: exterminar a todos los carnívoros y predadores del planeta. Pero se topan con el problema de cómo erradicarlos sin provocar sufrimiento. La solución que han dado ha sido a través de un programa de esterilización indolora a lo largo del tiempo. Estas ideas de ingeniería ambiental, que parten de los filósofos que sustentan el movimiento animalista, pueden parecer alucinantes, peregrinas y hasta delirantes, pero están entre lo más serio que se debate hoy en el mundo y publicadas en periódicos como ‘The New York Times’ y otros medios de vanguardia en los que difícilmente un cazador podría dar a conocer sus ideas. En 2020, el filósofo y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Ernesto Castro publicó en ‘El País’ un artículo en el que se mostraba disconforme con la teoría animalista de eliminar a los depredadores de la Tierra, ya que la superpoblación de presas provocaría hambrunas y enfermedades que darían lugar a mayor sufrimiento aún. Una consecuencia obvia para cualquier estudiante de ciencias ambientales. Posiblemente el animalismo ignora que la vida en el planeta se sustenta porque unas especies se alimentan de otras y pretende reinventar el orden cósmico. En cualquier caso, es perfectamente comprensible que cunda la alarma ante el auge social del animalismo y su llegada a las esferas del poder.

Los animalistas interpretan el confort y la felicidad de los animales desde un punto de vista humano

Hay dos corrientes: la ecologista y la animalista o antiespecistas

ABC DE LA CAZA

es-es

2023-06-05T07:00:00.0000000Z

2023-06-05T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/282617447139157

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