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París acogió el Consejo Internacional de la Caza y Conservación de la Fauna

▶ El francés Willy Schraen abordó la necesidad de rechazar la impunidad en la defensa de la pasión de la caza

JUAN DEL YERRO

Acabo de asistir, en París, a la asamblea general anual del Consejo Internacional de la Caza y Conservación de la Fauna (CIC), en la que se ha hablado de asuntos relevantes que afectan a la actividad y razón de ser de esta entidad.

No faltaba representación de ninguna de las grandes instituciones de conservación de la naturaleza: IUCN, WWF, CITES, CMS y muchas otras dedicadas a resumir sus avances en favor del Marco de la Biodiversidad Global 2030 y del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas.

Si me animo a escribir es por el profundo impacto que tuvo en mí la intervención de Willy Schraen. Es un político francés que desde 2016 preside la Federación Nacional de Caza en Francia.

La FNC maneja un presupuesto por encima de cuarenta millones de euros, que utiliza en su mayor parte en forma de ayudas de interés para las poblaciones de fauna salvaje y sus hábitats. Su objetivo primordial es el mejor conocimiento de las especies para garantizar la caza sostenible.

Representa a casi cuatro millones de titulares de permisos de caza en Francia, lo que hace que sea respetado por todos los partidos y muy querida por los partidarios de esta actividad. Pero levanta pasiones entre sus detractores, pues nada de lo que dice pasa desapercibido.

Lógicamente, también revuelve las entrañas de quienes no quieren aceptar argumentos contrarios a sus propios intereses, hasta el punto de que necesite seguridad personal para él y para su familia. Como dice, la mentira es permanente por quienes combaten la caza desde posiciones extremas, mienten a la sociedad sin reparo y muchas veces sin respuesta.

De hecho, Willy compartió en la asamblea cómo los movimientos anticaza traspasan los límites con regularidad. Él, sin embargo, es de los que no se arredran ante el fanatismo.

Si me animo a escribir es por el profundo impacto que tuvo en mí la intervención del político francés Willy Schraen

Actualmente tiene citadas a no menos de cuatrocientas personas a comparecer ante los tribunales para obtener reparación por esa violencia gratuita en contra de su persona o la de su familia. Y así, poco a poco, va ganando la batalla. No se puede aceptar ninguna impunidad cuando se trata de defender la pasión de la caza, y eso debe ser una regla de oro para cualquier cazador.

Una pasión

Así, mostrando su faceta más pura de cazador preocupado por dejar a las generaciones que nos siguen algo mejor que lo que nos hemos encontrado, Willy afirmaba con toda naturalidad, y transcribo literalmente: «Cuando voy de cacería, me meto en la naturaleza porque me gusta encontrarme allí, y si en algún momento mato un animal es en ese contexto particular que lo haré y no simplemente para dar muerte. Es el matiz que todo cazador conoce, siente y comprende. La caza es una forma de vida. ¡Mi profesión no es ser cazador! ¡Es mi pasión! ¡Esto es lo que debe unirnos! La regulación y preservación de los equilibrios de los ecosistemas son los resultados de nuestra pasión. En ningún caso pueden ser la causa. A todos aquellos que quieran, en Francia o en otros lugares, limitarnos a una función de reguladores de poblaciones para equilibrio de los ecosistemas les digo que no. Solo la caza recreativa nos permitirá continuar y hacer que los jóvenes quieran unirse a nosotros».

Los ecologistas anticaza podrían t ener l a t entación de pensar que están ganando la batalla. Que la prohibición de la caza, por ejemplo, en los parques nacionales, es un éxito y que se resolverá con «regulación de poblaciones», pero no es verdad. Es, simplemente, una mentira más. No solo por el coste, sino porque esa «regulación de poblaciones» solo se podrá hacer en contra de los principios que ellos mismos defienden. Al f i nal, los animales tendrán que morir para regular su población, y ya vamos viendo cómo se hacen las cosas. Sin embargo, el daño que esos excesos de poblaciones están haciendo en el monte y el arbolado podría resultar irreversible.

Como dice Willy, restaurar la verdad sobre nuestras prácticas requiere explicar los extremos positivos de la caza, porque los cazadores son los primeros benefactores de la naturaleza. Aunque pueda resultar una paradoja difícil de entender. Y tiene razón.

ABC DE LA CAZA

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2023-06-05T07:00:00.0000000Z

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https://lectura.kioskoymas.com/article/282664691779413

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