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El buen impostor

Fingió haber estado internado en los campos de exterminio nazis y un pasado antifranquista

PEDRO GARCÍA CUARTANGO

En sus comparecencias públicas hacía llorar a sus oyentes con las descripciones de las terribles atrocidades de los campos de exterminio nazis. Contaba cómo eran desnudados, humillados y confinados en barracones abarrotados los republicanos españoles en la Alemania del Tercer Reich. Pero todo era mentira. Este hombre se llamaba Enric Marco y era un impostor que se había inventado un pasado épico que sólo existía en su imaginación.

Marco llegó a ser secretario general del sindicato anarquista CNT, presidente de la Amical de Mauthausen y símbolo de la resistencia a la barbarie nacionalsocialista. Pero jamás había sido deportado, ni encerrado en un campo, ni constaba como un militante activo de la izquierda durante el franquismo. Por el contrario, se había alistado en una expedición para trabajar como voluntario en la industria bélica en Alemania en 1941. Había estado en nómina de la Deutsche Werke Werft en Kiel, como registraba un documento del Ministerio de Asuntos Exteriores. Marco se inventó un pasado como colaborador de la Resistencia francesa y afirmó haber sido internado en los campos de Flossenburg y Mauthausen tras ser detenido por la Gestapo en Marsella. Contó que había sido acusado de difundir propaganda antinazi. Y describía a sus amigos y conocidos los horribles sufrimientos y las muertes en esos lugares, donde pocos eran capaces de sobrevivir a las terribles condiciones.

Fue el historiador Benito Bermejo quien, tras tres años de investigación en archivos y búsqueda de testimonios, reveló en 2005 la impostura de Marco. Ni figuraba en los registros de Flossenburg, ni había estado entre los 7.500 prisioneros españoles en Mauthausen, de cuya asociación era presidente. Bermejo averiguó que Marco había retornado a Barcelona en 1943 tras haber permanecido tres semanas en una cárcel, detenido por la Gestapo, que le repatrió a España tras ponerle en libertad. Durante tres casi tres décadas, Marco sobrevivió en el anonimato en su ciudad natal. En las postrimerías del franquismo, empezó a destacar como dirigente del sindicato anarquista CNT. Fue elegido en 1977 secretario de la federación catalana y, poco después, pasó a ocupar el cargo de secretario general a nivel nacional. Fue derrotado en un congreso en 1978 y expulsado de la organización en 1980. Más tarde, su sustituto afirmaría que Marco era un enigma y que su pasado era totalmente desconocido en CNT pese a que se jactaba de haber tenido una amistad íntima con Buenaventura Durruti.

Marco empezó a dar conferencias y entrevistas sobre su falsa experiencia como superviviente de los campos nazis. Era un invitado habitual en las televisiones y, gracias a su incipiente popularidad, fue elegido vicepresidente de la asociación de padres de alumnos de Cataluña en 1998. La agrupación de presos de los 2.300 supervivientes españoles en Mauthausen le nombró presidente. Incluso consiguió ser invitado por el Congreso para testimoniar sobre los horrores del Holocausto en nombre de los presos en el Tercer Reich. La fallecida ministra Carme Chacón lloró al escuchar el relato de su llegada al campo bajo los focos, con los perros mordiendo a los presos, instigados por los guardianes de las SS.

Unos días antes de la cita anual en Mauthausen para conmemorar la liberación en mayo de 2005, Marco tuvo que dimitir. No le quedó otro remedio que reconocer que su pasado era imaginario, pero aseguró que había mentido para difundir el sufrimiento de los republicanos en los campos de exterminio. Devolvió la cruz de Sant Jordi que le había concedido la Generalitat. Y se convirtió en un juguete roto a sus 84 años, repudiado por su familia y amigos. Javier Cercas publicó un relato biográfico de Marco y se realizaron documentales e investigaciones periodísticas para reconstruir su oscura existencia.

«Se cuentan más mentiras sobre mí que las que yo conté nunca», se defendía Marco al final de su vida, mientras sostenía que él había sido víctima del nazismo y que, por haber estado en Alemania, conocía sus métodos criminales. También aseguraba que nunca había obtenido un lucro económico por su actividad pública. Pero lo cierto es que dejó perplejos a millones de ciudadanos cuando las revelaciones de Bermejo desenmascararon al hombre mediocre que había fabricado una leyenda como héroe.

«Se cuentan más mentiras sobre mí que las que yo conté nunca», se defendía

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2023-06-05T07:00:00.0000000Z

2023-06-05T07:00:00.0000000Z

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