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PRADO NUEVO: ¿MILAGRO EN EL ESCORIAL?

DANZAS DEL SOL, ESTIGMAS Y OTROS PRODIGIOS EN UN SANTUARIO NATURAL MARCADO POR LA POLÉMICA

TEXTO FRANCISCO CONTRERAS

Trances místicos, bilocaciones, aromas embriagadores, fotografías anómalas, curaciones asombrosas… Uno de nuestros reporteros ha visitado el centro mariano de Prado Nuevo para comprobar la veracidad de todo lo que se cuenta sobre este lugar.

EN AGOSTO DE 2012 FALLECÍA AMPARO CUEVAS, LA PRETENDIDA VIDENTE DE LAS SUPUESTAS APARICIONES MARIANAS DE EL ESCORIAL. TRANCES MÍSTICOS, BILOCACIONES, ESTIGMATIZACIONES, AROMAS Y PERFUMES EXTRAÑOS, FOTOGRAFÍAS ANÓMALAS, CURACIONES ASOMBROSAS… UN ROSARIO DE PRODIGIOS SE HABRÍAN PRODUCIDO EN TORNO A ESTA MISTERIOSA MUJER DURANTE LAS PASADAS DÉCADAS. UN REPORTERO DE AÑO/CERO HA VISITADO LA CITADA LOCALIDAD AL OBJETO DE REVISAR ESTE SORPRENDENTE CASO, CUYA NATURALEZA OSCILA ENTRE LO SOSPECHOSO Y LO MILAGROSO O PARANORMAL.

La tarde del viernes 17 de agosto de 2012 fallecía, tras meses de enfermedad, la vidente Amparo Cuevas. Tenía 81 años y, con su óbito, concluía un tiempo que ha marcado la crónica sobrenatural y milagrosa de nuestro país, y del queå es considerado el movimiento aparicionista mariano más importante del pasado siglo XX –y quizá del actual– de toda Europa. Y es que todo un rosario de portentos y prodigios han tenido y tienen lugar en este rincón de la sierra norte madrileña, que sigue provocando que cada primer sábado de mes, sean miles –hasta 100.000– las personas que acudan a rezar y pedir desesperado auxilio. Unos hechos que dieron comienzo hace treinta años de una forma silenciosa y discreta. Fue en 1980 cuando Amparo Cuevas comenzó a vivir las primeras experiencias místicas. Más concretamente, cuando tras escuchar una voz femenina que le anunció «pruebas de dolor», empezó a vivir arrobamientos y trances místicos. No en vano, fue en octubre de aquel año cuando Amparo sufrió por primera vez, mientras trabajaba como asistenta en el hogar de la familia Martínez, una estigmatización que reveló el secreto que guardaba celosamente, ante la atónita mirada de los presentes.

Pero no fue hasta el 14 de junio de 1981 cuando se produjo la primera aparición mariana y, con ella, el comienzo «oficial» de estas manifestaciones religiosas. Aquel día, Cuevas junto a su marido Nicasio y unos amigos, acudió al huerto municipal que cultivaban, ubicado a tres kilómetros de la localidad de El Escorial, en una finca llamada Prado Nuevo. Mientras se estaban refrescando, Amparo quedó extasiada…

TESTIGO DIRECTO

«Cuando estábamos cogiendo agua, vi que Amparo se iba acercando hacia el árbol y se ponía de rodillas –recordaba para AÑO/ CERO Marcos Vera, uno de los testigos presenciales–. No le di importancia y seguí cogiendo agua. En ese momento, vi como una columna de humo. Cuando salió del éxtasis nos preguntó que si habíamos visto algo. Y le dijimos que una especie de

humareda. Según fuimos andando, ella dijo en voz alta: ‘como yo digo ahora que he visto a la Virgen’»…

Desde entonces, tanto la familia como el entorno de Amparo Cuevas presenciaron cómo «la elegida» entraba en trance cada primer sábado de mes. Poco a poco se fueron sumando más fieles, devotos y curiosos.

Pero no fue hasta cuatro años más tarde, cuando las apariciones marianas madrileñas saltaron a la popularidad. Concretamente, gracias al programa de TV Directísimo, de José María Íñigo, en el que Amparo relató sus experiencias y un supuesto mensaje de la Virgen: «Soy la Virgen Dolorosa. Quiero que se construya en este lugar en honor de mi nombre una capilla. Que se ven-

ga a meditar de cualquier parte del mundo la pasión de mi hijo, que está muy olvidada. Si hacen lo que yo digo, habrá curaciones. Esta agua curará. Todo el que venga a rezar aquí diariamente el santo rosario, será bendecido por mí. Muchos serán marcados con una cruz en la frente. Haced penitencia, haced oración».

La emisión de aquel espacio provocó que miles de personas acudieran hasta la finca. Desde entonces, cada primer sábado de mes, siempre a media tarde, una multitud de personas venidas desde todas partes de la geografía española se reúnen para ser testigos de lo imposible, con la esperanza de oír los mensajes de la Virgen.

«Yo soy un ser humano como cualquiera de ustedes –afirmó Amparo cuevas en uno de sus últimos mensajes públicos en la finca–. Pero es que veo que la Santísima Virgen está tan necesitada… Y luego aparezco yo, que parece que soy artista».

ESTIGMAS: UN MÉDICO ANTE LO INSÓLITO

Se cuenta que Amparo Cuevas vivió más de una veintena de estigmatizaciones. La primera pudo ser constatada por el médico de San Lorenzo de El Escorial Ricardo Ruiz, y tuvo lugar, como narrábamos anteriormente, en el domicilio de la familia Martínez. Sangraciones por la frente, manos, pies, rodillas y costados, que también fueron constatadas por el Dr. Fernández Ruiz.

«Un buen día –puede leerse en el informe del Dr. Fernández–, llegan a mis oídos los extraños sucesos de los que Amparo es protagonista; la insistencia de la noticia y las mil cábalas que circularon me llegaron a interesar y deseo ver lo que sucede. Efectivamente, hace seis u ocho meses me llevan precipitadamente a la casa de Amparo, donde, con cierta regularidad, aparecen señales en su cuerpo. Cuando llego, ya tiene las heridas en fase sangrante, e incluso con manchas en las sábanas de la cama en donde está postrada (…) De entrada, el olor a rosas era destacadísimo y me dediqué a ver de cerca las heridas y analizar el estado en que se encontraban. Las heridas radicaban en la frente, eran punzantes y sangrantes, y dejaban un rastro de sangre por la región frontal. Eran éstas

en número de siete; también tenía en ambas manos, más en la derecha que en la izquierda; las manos estaban rígidas y los brazos formando un ángulo con el cuerpo de unos 45 grados, pero se podía ver perfectamente la sangre manante y unas llagas evidentes. En los pies sucedía lo mismo, estando uno sobre otro y, la sangre, manchando las sábanas de la cama después de discurrir sobre los pies. En el costado derecho también tenía señales que creo recordar eran más discretas. El estado de Amparo era de gran excitación, con movimientos de cabeza y señales de que padecía algún tipo de dolor. En este estado permaneció alrededor de treinta minutos. En un momento determinado, las señales que teníamos delante empezaron a desaparecer, y en el transcurso de unos cinco minutos quedó su piel totalmente limpia, sin ninguna señal de lo que había sucedido y que yo he intentado explicar en las líneas que anteceden. Médicamente no puedo dar explicación a lo que vi», concluye el informe del facultativo.

SORPRENDENTES CURACIONES

Pero los estigmas no han sido el único portento que ha protagonizado Amparo Cuevas. A lo largo de las últimas tres décadas, se han acaecido numerosos hechos supuestamente sobrenaturales tanto en la finca como en el entorno de la vidente. El más

repetido es la aparición de un per- fume a rosas. Un extraño aroma que surge de improviso –al igual que en otros enclaves marianos–, sin causa que lo justifique y que hipnotiza y embriaga a quien lo huele. El veterano escritor y divulgador heterodoxo Salvador Freixedo se encuentra en la nómina de testigos. Y quizás por su talante escéptico y crítico ante este tipo de fenómenos, su expe- riencia sea un dato a tener muy en cuenta.

«Yo mismo he sido testigo más de una vez –afirmaba Freixedo– de este hecho, y tengo que decir que, en cierta ocasión, estando en el campo de las apariciones, a unos treinta metros de Amparo y mientras ella rezaba el rosario con sus acompañantes, yo, que tengo buen sentido del olfato, comencé a sentir el típico aroma

El médico notó un olor a rosas muy penetrante, tras lo cual examinó las heridas de la vidente

y se lo comuniqué a los que me acompañaban. Éstos, buenos fumadores, me dijeron que no percibían nada. Pero, cuando lo estábamos comentando, oímos por los altavoces que Amparo repentinamente interrumpía el rosario y decía: ‘La Santísima Virgen me dice que en este momento está difundiendo por el aire un olor a rosas para que nadie dude de su presencia’».

Otros muchos milagros ocurridos en Prado Nuevo están vinculados al agua de la fuente que hay junto al fresno de las visiones. Ya lo «dijo» la Virgen en su primera aparición: si se construía una capilla, el agua de la fuente curaría. Y así –según los seguidores del movimiento mariano–, se cuentan por centenares las curaciones. Como la de Pilar Gutiérrez, que sanó de quistes en los ovarios; la de María Victoria, que con las piernas paralizadas recuperó la facultad de andar. O, la más espectacular, protagonizada por María Yolanda Barrera.

Barrera tenía un carcinoma en el vientre y los médicos le daban dos meses de vida. Su madre y su tía recogieron piedras de la pradera y las mojaron con agua en la fuente. Tras las bendiciones de la aparición, horas más tarde, la tía de María pasó las piedras aún húmedas por el vientre. Cuarenta y ocho horas después, María Yolanda entraba en el ?quirófano para ser operada. Treinta minutos más tarde, los cirujanos salían estupefactos de la sala de operaciones: no habían encontrado resto de la enfermedad confirmada por informes y pruebas…

SUPUESTOS PRODIGIOS CELESTES

Pero si hay un episodio sobrenatural que ha marcado las apariciones marianas madrileñas, ése no es otro que el milagro de la «Danza del Sol», que tuvo lugar el 2 de octubre de 1984. Aquel día –tal como había anunciado Amparo Cuevas–, miles de personas pudieron contemplar cómo el Sol «bailaba» y cambiaba de color sobre Prado Nuevo. Un fenómeno luminoso del que fue testigo la aristócrata Pitita Ridruejo, quien desde entonces dedicó su tiempo a investigar, estudiar y divulgar este tipo de casuísticas marianas.

«Vivía en Londres –rememoraba Ridruejo para AÑO/CERO–, y cuando volví a Madrid escuché hablar de las apariciones de El Escorial. Estaba en un momento de reflexión en mi vida, en el que me preguntaba por todo. Fui a Prado Nuevo con muchísima ansiedad y curiosidad por saber qué estaba pasando en la finca y quién era Amparo Cuevas. Se había anunciado que habría un milagro del Sol. Fui hasta allí. Estaba toda la pradera llena de gente y, mientras estábamos rezando el rosario, justo cuando Cuevas entró en trance, por los altavoces nos pidieron que miráramos al cielo. Pude contemplar el mismo milagro que ocurrió en Fátima: la ‘Danza del Sol’. Aunque parezca contrario a la razón, ocurrió. Yo lo vi. El Sol comenzó a moverse poco a poco, como a bailar ante nuestros ojos. Se movía cada vez mas rápido, balanceándose, cambiando de color; de repente estaba rojo, luego morado, amarillo y seguía moviéndose en el cielo. En un momento, todos empezamos a gritar porque parecía caerse sobre nosotros. A partir de aquel día, empecé a recorrer los lugares donde se aparecía la Virgen en España».

EL FIN DE LOS MENSAJES «VIRGINALES»

En total, Amparo Cuevas tuvo 376 apariciones de la Virgen. Encuentros en los que recibía mensajes celestiales. Pero, hace ahora diez años, terminaron las comunicaciones. En mayo de 2002, a través de la megafonía instalada en la finca milagrosa de Prado Nuevo, se emitía el último comunicado celestial otorgado a Amparo Cuevas.

«Convertíos y arrepentíos, hijos míos. Meditad los mensajes –rezaba el mensaje supuestamente dado por la Inmaculada a la vidente Amparo Cuevas–. No habrá más mensajes, pero habrá bendiciones muy especiales y marcas que quedarán selladas en las frentes. Acudid a este lugar, hijos míos, que todos seréis marcados y bendecidos con bendiciones muy especiales; y meditad todos los mensajes».

A pesar del fin de las comunicaciones «virginales», y lejos de lo que se pudiera pensar, los prodigios han continuado en la finca madrileña de El Escorial. Conversiones, curaciones, fotografías insólitas, experiencias místicas de los seguidores… Cualquier tipo de manifestación sobrenatural es recogida por los responsables del movimiento mariano, quienes la clasifican, archivan y envían a las autoridades eclesiásticas, siguiendo las instrucciones impuestas por el Vaticano desde febrero de 1978, concretadas en el documento Normas de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la manera de proceder para juzgar presuntas apariciones y relacionas probadas.

El funeral de Amparo Cuevas se llevó a cabo el domingo 19 de agosto de 2012 a las 19 horas, en el mismo lugar donde se apareció la Virgen y en el que se ha construido una capilla, obra autorizada en abril de aquel mismo año por el cardenal Antonio Rouco Varela.

Paradojas del destino, quizá el último gran milagro protagonizado por Amparo Cuevas haya sido cumplir los deseos de la Virgen, mediante la construcción del templo que Ésta le pidió hace tres décadas, y que fue inaugurado –como vaticinó a Pedro Besari, portavoz de la Congregación Virgen de los Dolores– tras el funeral por su muerte.

Sumario

es-es

2017-07-13T07:00:00.0000000Z

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https://lectura.kioskoymas.com/article/281938837957918

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