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FÁTIMA: CIEN AÑOS DE SECRETOS

EL FALLECIMIENTO DE LA RELIGIOSA SUPUSO LA DESAPARICIÓN DE LA PIEZA CLAVE PARA CONOCER EL VERDADERO SENTIDO DEL MENSAJE DE FÁTIMA

TEXTO CARLOS G. FERNÁNDEZ

El fallecimiento en 2005 de Lucía dos Santos supuso la desaparición de la pieza clave para conocer el verdadero sentido del mensaje de Fátima. Cuando se cumplen cien años de esta célebre aparición mariana, repasamos la historia de Sor Lucía y sus secretos.

EL 13 DE FEBRERO DE 2005, A LOS 97 AÑOS DE EDAD, FALLECIÓ LUCÍA DE JESÚS DOS SANTOS, LA ÚNICA VIDENTE VIVA DE LAS APARICIONES DE FÁTIMA, QUE RESIDÍA DESDE HACÍA DOS DÉCADAS EN EL CONVENTO DE SANTA TERESA EN COIMBRA (PORTUGAL). JUNTO A SUS PRIMOS FRANCISCO Y JACINTA, HABÍA SIDO TESTIGO DE LA MÁS IMPORTANTE APARICIÓN MARIANA DEL SIGLO XX. CON SU MUERTE SE CERRABA UN CAPÍTULO IMPORTANTE DE UNOS SUCESOS MARCADOS POR LA CONTRADICCIÓN Y LA POLÉMICA RELACIONADAS CON UN MENSAJE CUYO CONTENIDO SE MANTUVO EN SECRETO DURANTE MÁS DE SESENTA AÑOS.

Las apariciones comenzaron el 13 de mayo de 1917, cuando tres niños portugueses se encontraban pastoreando su ganado en un lugar conocido como Fátima, cerca de Leiria, en Portugal. Vieron un relámpago y, la mayor de ellos, Lucía dos Santos, sugirió a sus dos primos, Jacinta y Francisco Marto, que regresaran a sus casas ante una inminente tormenta. Para su sorpresa, sobre una encina vieron «una señora vestida de blanco, más brillante que el Sol». Ésta les dijo que venía «del cielo» y que regresaran a ese mismo lugar el día 13 del mes siguiente. Así lo hicieron y la mulherinha volvió a invitarlos a asistir a Cova de Iría el siguiente día 13. En la aparición de julio, la «señora» les haría unas revelaciones que más tarde serían conocidas como los «se- cretos de Fátima», divididas en tres partes, de las cuales dos de ellas se hicieron públicas en los años cincuenta, mientras que la tercera fue oficialmente divulgada por el Vaticano en junio de 2000.

Los niños guardaron celosamente el contenido del «secreto» que la señora les había dictado, hasta el punto que el 13 de agosto de 1917, cuando debían haber acudido a la cita en la explanada de Cova de Iría, no pudieron hacerlo. Y es que el administrador de Vila Nova de Ourem –Artur de Oliveira Santos– los encerró durante unos días, llegando incluso a amenazarlos de muerte, para que le revelaran el contenido de aquel secreto. No lo hicieron, pero les dejó en libertad, mientras la fama de las apariciones de Fátima iba haciéndose cada vez mayor en todo el país, ante la preocupación de las autoridades republicanas por la ‘visita’ de la Virgen en plena separación de poderes entre Iglesia y Estado.

Pero fuera quien fuese la entidad que cada día 13 se presen-

taba puntualmente a los niños portugueses, prometió que en la última aparición en Cova de Iría, el 13 de octubre, realizaría un «milagro» que haría creer al más escéptico.

Así, el 13 de octubre de 1917, el día en que la «señora» –que ya comenzaba a identificarse como la Virgen María– prometió el gran milagro, se reunieron en la agreste explanada de Fátima unas 70.000 personas, a la espera de presenciar un fenómeno prodigioso. Y, al parecer, el cielo no les defraudó.

UN MILAGRO «SOLAR» Y ANUNCIADO

Según cuenta Lucía dos Santos en su Cuarta Memoria, la Virgen se presentó aquel día a los niños como ya era habitual, y aseguró ser la «Señora del Rosario». Anunció que la guerra iba a terminar (la Primera Guerra Mundial) y que los soldados regresarían a casa. Tras alejarse la imagen, ocurrió el «milagro solar». Según las crónicas de la época, el ‘Sol’ comenzó a moverse convulsivamente, causando la admiración de los asistentes. Había allí republicanos conversos, campesinos escépticos, periodistas, científicos y gentes de todas las clases sociales. El prodigio fue observado por miles de personas. Y la diversidad y cantidad de testimonios otorga un especial interés al fenómeno solar, pues el resto de las apariciones de Fátima se limitaban a lo presenciado por los tres pastorcitos. Poco tiempo después de esta última aparición multitudinaria, Jacinta y Francisco Marto fallecieron víctimas de una epidemia mundial de gripe, con el agravante de que estaban mal alimentados debido a los sacrificios que hacían para «agradar» a la Virgen, privándose de comer y a veces hasta de beber. De este modo, Lucía dos Santos fue la única vidente que sobrevivió, convirtiéndose así en depositaria de aquel secreto por el que se habría dejado freír en aceite antes que revelarlo al administrador de Ourem. Y aún tardaría muchos años en revelar su contenido. Primero ingresaría en una orden religiosa, aprendería a leer y a escribir (no había escuelas para niñas en aquella región) y vería cómo aquella embarrada explanada donde habían tenido lugar las apariciones se convertiría en uno de los iconos de la devoción mariana del siglo XX.

Pero antes de abordar el contenido de los secretos y su trascendencia, conviene repasar otra vez la historia de Fátima, aunque vista desde otro ángulo.

PRESIONADA POR LAS CIRCUNSTANCIAS

La práctica totalidad de la historia oficial de los fenómenos está extraída de las Memorias de Lucía dos Santos. Presionada por las circunstancias, y siendo aún una adolescente, ingresó en una orden donde, además de encontrarse aislada de su entorno familiar y en constante compañía

de religiosos, debía obediencia a su confesor y al obispo de Leiria. En tales condiciones, la vidente recibió la petición de José Alves Correia da Silva –obispo de Leiria– de que describiera los sucesos de Fátima y hablase de sus protagonistas. Lucía terminó sus primeras memorias a finales de 1935 y en años sucesivos le pidieron que relatara por escrito otros «recuerdos», completando así sus seis libros de memorias, siendo éstos la única fuente documental disponible para conocer la historia oficial de Fátima.

LA VERSIÓN MÁS CONVENIENTE

Por ello, muchos críticos de las apariciones aseguran que la Iglesia ha cambiado convenientemente su versión sobre éstas, distinguiéndose una ‘Fátima I’, que correspondería a las primeras investigaciones y recopilación de testimonios, de la ‘Fátima II’ escrita por Lucía casi 20 años después de los sucesos.

Por ejemplo, para los historiadores portugueses Joaquim Fernandes y Fina D’Armada, que hurgaron en los documentos de la época e incluso entrevistaron a algunos testigos vivos de este fenómeno, la ‘danza del Sol de Fátima’ tiene todos los ingredientes de un avistamiento OVNI, ya que el disco brillante que los testigos observan pasa por debajo de las nubes hasta tan sólo 30 metros de altura y seca la ropa de algunos de los asistentes, así como el suelo embarrado por la lluvia. Ade-

más, ya en aquella época intelectuales y profesores que asistieron en Fátima al misterioso fenómeno negaron que fuese el astro rey el que provocara tan enigmático suceso.

Ningún documento anterior a 1927 recoge el contenido del secreto que la Señora les habría dictado a los niños en la tercera aparición de Cova de Iría. Por lo tanto, cuando fallecen sus dos primos, Lucía se convierte en la única depositaria de este mensaje. Por indicación de sus confesores, José da Silva Aparicio y José Bernardo Gonçalves, Lucía escribe por primera vez el contenido de lo transmitido en 1927, mientras se encontraba en el que hoy es el Santuario de las Apariciones de Pontevedra. Sin embargo, después de leerlo, ambos sacerdotes ordenaron quemar los originales.

Fue a petición del obispo de Leiria-Fátima cuando Lucía dos Santos escribe en 1941 su tercera memoria. Y es allí donde desvela las dos primeras partes del secreto, que no se hacen públicas hasta un año más tarde, cuando habían transcurrido 25 desde que la señora hiciera aquella revelación a Lucía y a sus dos primos.

EL FIN DE LA GUERRA

La primera parte del secreto es la «visión del infierno». La Señora de Fátima habría mostrado a los niños cómo era este lugar de castigo para los pecadores, cubierto de fuego y de almas en sufrimiento. En la segunda parte, según cuenta la hermana Lucía en sus memorias, la ‘Virgen’ predijo el fin de la Primera Guerra Mundial y el comienzo de una Segunda, y pidió la consagración de Rusia a su Sagrado Corazón. Esta «profecía» es interpretada como la caída del comunismo ateo, auspiciado por la Unión Soviética y sus países de influencia.

“En 1941 y por deseo expreso del obispo de Leiria, Sor Lucía escribió su tercera memoria ”

Pero el secreto tenía tres partes y no fue hasta 1944, mientras Lucía residía en el convento de las Doroteas en Tui (Pontevedra), que la vidente escribió el texto de la tercera parte y solicitó que el contenido no fuera -divulgado hasta 1960, porque entonces se vería más claro. Pero pasarían 40 años más antes de que se hiciera público. Entretanto, las especulaciones, la mayoría de ellas de corte catastrofista, corrieron como ríos de tinta.

Tras 83 años de silencio sobre su contenido, el 13 de mayo de 2000, durante una visita de Juan Pablo II a Fátima se dio a conocer el texto de la tercera parte del secreto.Y éste decepcionó a muchos…

UNA PARTE ESENCIAL

La visión descrita por Lucía supuestamente hablaría de un obispo vestido de blanco que, junto con otros religiosos, subían por una cuesta empinada en cuya cumbre había unas cruces de madera tosca. Unos soldados apostados en la cima les dieron muerte, mientras «bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles, cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios». Junto con la publicación de la tercera parte del secreto, de apenas 52 líneas de extensión, el Vaticano redactó una interpretación. Según la hecha pública por el cardenal Ratzinger, el obispo vestido de blanco representa a Juan Pablo II y estaríamos ante una visión premonitoria del atentado que sufrió el Papa el 13 de mayo de 1981, a manos del turco Mehmet Alí Agca. Los otros religiosos y seglares que caen a manos de los soldados representarían –según la Santa Sede– la lucha de los ateos contra los cristianos y la propia Iglesia Católica.

De esta manera, en junio de 2000 el Vaticano acababa con décadas de polémicas sobre el contenido del mensaje mariano más famoso –y a la vez desconocido– de la historia de las apariciones.

De las muchas especulaciones divulgadas durante los años de incertidumbre, la más famosa hace alusión a una catastrofista visión del fin del mundo. El ‘falso’ texto, que aún circula en Internet, predice para la mitad del siglo XX la «proliferación de armas» y una gran guerra. Por este motivo amenaza con castigos de Dios «como no había hecho desde el Diluvio». El texto apócrifo adelanta que vendrá el «fin de los fines» donde «fuego y humo caerán de los cielos». El ‘secreto’ describe con otras palabras aquellos pasajes del Apocalipsis de San Juan que hablan del fin de los tiempos.

“Las contadas ocasiones en que Lucía abandonaba el convento, fueron para entrevistarse con Papas y dignatarios vaticanos ”

Las ideas milenaristas encontraron un apoyo en el tercer secreto de Fátima mientras no se reveló el texto oficial, y levantaron no pocas pasiones. Así, el ex sacerdote australiano Lawrence Downey secuestró un avión de

Air Lingus que hacía el trayecto Dublín-Londres. Su exigencia tras las negociaciones con las autoridades de la ciudad francesa de Touquets, donde aterrizó para repostar, era que el papa revelase el tercer secreto de Fátima. También el sacerdote español Juan Fernández Krohn escribía en 1983 que el tercer secreto «ciertamente condena a Karol Wojtila y a sus predecesores Juan XXIII y Pablo VI, así como a su maldita obra de destrucción». Krohn, ordenado sacerdote por el polémico monseñor Lefebvre, hacía alusión al Concilio Vaticano II. Por eso, el 12 de mayo de 1982, durante una visita a Fátima, intentó apuñalar a Juan Pablo II con un arma blanca escondida en su bolsillo. Y es que según las hipótesis de no pocos estudiosos de Fátima, el secreto anunciaría una situación cismática y el ocaso de la Iglesia provocado por el Concilio Vaticano II.

Según la Santa Sede, con el texto oficial hecho público y su única depositaria fallecida, poco espacio queda para la especulación sobre el mensaje de Fátima. Sin embargo, estudios independientes indican que el informe hecho público por la Congregación para la Doctrina de la fe no se correspondería con lo escrito originalmente por Lucía. Por otra parte, el obispo que se encargó de investigar el Tercer Secreto, pertenecía supuestamente a un clan masónico implicado en extraordinarias luchas de poder en el Vaticano. En fin, parece que la polémica en torno a este asunto no se extinguirá jamás.

Sumario

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2017-07-13T07:00:00.0000000Z

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https://lectura.kioskoymas.com/article/282333974949150

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