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Stefan Tarkovic, el seleccionador que no fue profesional

El seleccionador eslovaco aprovecha la oportunidad y afronta su momento cumbre tras un lustro trabajando en la sombra

FRANCISCO J. MOYA

Stefan Tarkovic (Presov, 48 años) es el seleccionador más desconocido de toda la Eurocopa. Hay unos cuantos, pero del técnico de Eslovaquia –rival hoy de España en una inesperada final a vida o muerte– casi nadie sabe nada. Es el único de los 24 que no fue futbolista profesional. Era su sueño desde que empezó a dar patadas a un balón en las calles de Presov, la tercera ciudad de Eslovaquia (90.000 habitantes). Escaló por las categorías inferiores del Tatran Presov, un histórico venido a menos que lleva tiempo en las catacumbas del fútbol eslovaco (en segunda y tercera división). No obstante, Tarkovic llegó a debutar en Primera con el equipo de su ciudad, a mediados de los noventa. Pero con 24 años sufrió una grave lesión que le obligó a retirarse de manera prematura.

«No tenía nivel para jugar en la élite. Mi carrera se habría desarrollado en la segunda división de mi país y, por ello, desde que en 1992 me fui a Bratislava, con 21 años, me centré en preparar mi futuro como entrenador. Tuve muy claro desde bien joven que tenía que estudiar y formarme, ya que siempre se mira con lupa a los entrenadores que no han sido antes jugadores. Pero no quería estar en un despacho. Yo quería entrenar», confesó Tarkovic recientemente en una entrevista concedida al portal eslovaco Sportnet.

Tras cinco años como director técnico en la Asociación Eslovaca de Fútbol, en noviembre del año pasado le llegó la oportunidad que anhelaba. De un modo un tanto rocambolesco, además. Pavel Hapal, quien fuera centrocampista del Tenerife a mediados de los 90, fue destituido durante los ‘playoff’ de la Liga de Naciones y Tarkovic asumió el puesto de forma interina. En su estreno, sin tiempo para nada, llegó la agónica clasificación para la Eurocopa frente a Irlanda del Norte, en Belfast. Michel Duris, delantero del Omonia Nicosia chipriota, marcó el gol del pase en la prórroga. Menos mal que no hubo tanda de penaltis, ya que los eslovacos llevaban ocho años sin lanzar uno.

Así, contra todo pronóstico, se ha mantenido en el cargo. Había sido segundo de Jan Kozak en la selección que consiguió su clasificación para la Eurocopa de Francia de 2016, pero después fue relegado a un despacho y allí, lejos de la primera línea, le fueron colgando poco a poco la etiqueta de burócrata y estudioso.

El ‘doctor’

Algunos le llamaban ‘doctor’ en tono despectivo. Él, que en sus inicios no había tenido suerte en sus aventuras como primer entrenador en el Kosice, el Tatran Presov y el MSK Zilina, no le dio demasiada importancia al asunto. «No tengo conocimientos de medicina y no he curado a nadie de ninguna enfermedad. Me pueden poner algún apodo, pero el de doctor no parece muy acertado. Admito que mi desventaja es que no he tenido una carrera rica como jugador. Y es posible que no vea las cosas como los entrenadores que han tenido muchos partidos de selecciones a sus espaldas. Pero eso no significa que no esté preparado. Sí lo estoy», alegó en su momento Tarkovic.

«Soy lo suficientemente asertivo y siempre me comunico con los jugadores para poder entenderlos correctamente. Creo que puedo entender las acciones de los jugadores de manera objetiva, ya sea en el campo o fuera de él. No es un problema que no fuera futbolista de élite, aunque haya gente que eso lo quiera utilizar en mi contra», añadió.

Sí que defiende a ultranza su formación y su tarea de los últimos años como responsable de fútbol en la federación de su país, trabajando en la cantera, ayudando a los seleccionadores de categorías inferiores y siguiendo a los jugadores eslovacos que compiten en ligas extranjeras. «Estoy orgulloso de haberme graduado en la Facultad de Educación Física y Deportes de Bratislava. Me alegro de haber pasado por el campus y de poder utilizar lo que aprendí en el día a día», ha explicado en varias ocasiones.

Tarkovic, por tanto, se agarra al momento y quiere hacer historia metiendo a su país en octavos de final en un grupo en el que partía con pocas opciones. Ya le dio un disgusto a Polonia y quiere ahondar en la herida española en La Cartuja. Eso sería el espaldarazo definitivo para un entrenador en el que pocos confiaban. Sin embargo, está aprovechando la oportunidad de su vida, la que soñaba desde que hace un cuarto de siglo se truncó su carrera de jugador.

Con etiqueta de burócrata, llegó al banquillo eslovaco de forma interina tras la destitución de Pavel Hapal

No tenía nivel para estar en la élite pero su ilusión de jugador se truncó por una grave lesión

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2021-06-23T07:00:00.0000000Z

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