Kiosko y Más

«Lo peor del proceso fue el primer pinchazo»

Clara (35 años) Pedagoga

«Hace años que una compañera de trabajo congeló sus óvulos para preservar la fertilidad y, desde entonces, lo tenía en mente. Durante la pandemia empecé a considerarlo seriamente y este pasado mes de marzo me he sometido al proceso. Han podido congelar seis óvulos. No he querido repetir el proceso para obtener más». Clara, pedagoga donostiarra de 35 años, tiene «una reserva ovárica bajita», así que no ha querido esperar más «porque a partir de los 35 la calidad baja drásticamente».

Está separada y para ella, «de momento, la maternidad pasa por un proyecto compartido», así que ha congelado sus óvulos para darse «una opción» en el caso de que cuando decida ser madre se encuentre con dificultades. «Me ha costado más de 3.000 euros, pero me lo podía permitir. Y ahora que lo he hecho tengo la sensación de tener una cosa asegurada».

Cuenta Clara que imaginaba un proceso duro, pero que no le ha resultado así. «Lo peor era pincharme a mí misma, parece algo antinatural, así que el primer día me pinchó una amiga. Los siguientes días ya lo hice yo. Tras una semana larga de estimulación ovárica confiesa que se sentía «muy hinchada» y con «molestias y algunos dolores», que fueron remitiendo en unos pocos días. «Lo que más miedo me daba era cómo me iba a encontrar emocionalmente porque las reglas ya las paso con altibajos, pero me he sentido bien».

Aunque su idea inicial era «ser madre antes de los 30» no pudo ser. «Me casé y me separé. Me estoy haciendo mayor y, socialmente, siento esa presión de la maternidad, pero mi círculo cercano no me agobia».

VIVIR

es-es

2021-06-23T07:00:00.0000000Z

2021-06-23T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/282909503488547

ABC