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La Policía noruega localizó al terrorista antes de cometer los crímenes pero perdió su pista

El danés Espen Andersen, con un amplio historial de delitos menores y condenado por amenazas a sus padres, había sido investigado cuando se convirtió al islám

ANJE RIBERA

El terror reinó en las calles de la localidad noruega de Kongsberg durante 35 largos minutos. Desde las 18:12 horas del miércoles, cuando llegaron las primeras informaciones sobre un individuo armado con un arco que disparaba sus flechas a quien se encontrara a su paso, hasta las 18:47, cuando fue detenido, el danés Espen Andersen Brathen, de 37 años, le dio tiempo a asesinar a cuatro mujeres y a un hombre, de entre 50 y 70 años. Víctimas inocentes de un perturbado con inspiración yihadista, viejo conocido de la Policía, y de la propia idiosincracia de los cuerpos de seguridad del país nórdico, que patrullan desarmados salvo en situaciones de especial riesgo previamente previsto.

No fue el caso de anteayer hasta el desenlace. De hecho, una patrulla localizó al ya catalogado como terrorista escasos cinco minutos después de que iniciara su mortal deambular. El hecho de que el criminal estaba fuertemente armado –además del arco portaba algunas armas blancas y probablemente también alguna pistola– y los agentes solo disponían de porras evitó que fuera interceptado por hasta tres vehículos.

Perdieron el contacto con el asesino, que logró escapar tras lanzarles varias flechas y continuar con su ‘misión’ fundamentalista, como reconoció ayer el propio jefe de la Policía, Ole Bredrup Saeverud, durante la conferencia de prensa que ofreció en la comisaría de Tonsberg, en cuyos calabozos el criminal esperaba a ser puesto a disposición judicial.

Fue arrestado media hora después. Reconoció inmediatamente la autoría de los crímenes, que cometió en diferentes lugares, todos cerca de la casa en la que ha residido durante los dos últimos años, y confesó que todas muertes las llevó a cabo una vez que pudo huir de los coches policiales. No hizo referencia a los motivos que guiaron su sangrienta actuación. Varios cadáveres fueron localizados en el interior de un establecimiento comercial y otros en distintos espacios abiertos.

Magnus Tangen se dirigía a realizar la compra en la tienda y se salvó porque al oír las sirenas y ver destellos azules por todas partes decidió volver a casa justo cuando Espen Andersen Brathen eligió ese local para esculpir su triste nombre en la historia noruega. Laila Guvtavsen lo vio todo desde la ventana de su hogar y todavía muestra su incredulidad porque «algo así ocurra en una pequeña ciudad como ésta, tan tranquila». Ella vio cómo el autor de la masacre huía tras matar a varios clientes, como lo relata al periódico local ‘Laagendalsposten’.

«Matando al azar»

Otro testigo no identificado aseguró al mismo rotativo que Andersen Brathen llegó a dispararle con el arco. Le falló la puntería. Menos suerte tuvo una mujer que yacía en un semáforo. En este caso el criminal utilizó un cuchillo para acabar con su vida. «Fue horrible. Simplemente caminaba matando gente al azar. Se oían muchos gritos. Nunca los olvidaré. Aquí en nuestras calles. La Policía lo localizó pronto, pero le perdieron. Es tan irreal que no puedes asimilarlo», asegura al ‘Norwegian Aftonposten’ Gudoon Hersi, que paseaba junto una amiga.

La Policía excusa su tardanza en capturar al asesino en que se trataba de «un área inmanejable aunque muchas patrullas y helicópteros formaron parte de la operación». «Exactamente no puedo explicar porque fue así.

No lo sé», confesó Bredrup. El Gobierno descarta, por ahora, abrir una investigación por fallos policiales. «Necesitamos más información», indicó Alexander Fotland, de la unidad especial para las fuerzas de seguridad.

A medida que ayer avanzaron las horas la hipótesis de un ataque terrorista de inspiración yihadista

«Simplemente caminaba matando gente al azar. Se oían muchos gritos. Nunca los olvidaré», afirma uno de los testigos

cobró fuerza. Sobre todo después de que se tuvo conocimiento de que Andersen Brathen se había convertido al islam en Kongsberg, donde ha residido casi toda su vida adulta. La Policía tenía información de una peligrosa deriva al radicalismo desde 2017, cuando en su perfil de Facebook publicó vídeos en los que aseguraba ser «un mensajero». «Vengo con una advertencia. ¿Es esto realmente lo que quieres? Y para todos los que quieran recuperarse, entonces ha llegado el momento. Testifique que soy musulmán», sostenía. También se le podía ver entrenando con armas de asalto en el jardín, por lo que la Policía estuvo en su casa varias veces, según los vecinos.

El danés asimismo había sido contactado por el servicio público de salud mental después de presentar una actitud amenazante con sus propios padres con un revólver. Un juzgado decretó una orden de alejamiento durante seis meses. En 2012, fue sentenciado a 60 días de libertad condicional por robo y posesión y uso de hachís. Para entonces ya tenía muchos antecedentes por delitos similares. Un cóctel que ahora parece explosivo, pero que no llamó la atención de los investigadores que examinaron su caso en el pasado.

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2021-10-15T07:00:00.0000000Z

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