Al menos 19 personas han muerto tras el impacto de un misil ruso en un bloque de viviendas en Odesa, cerca del Mar Negro. Una nueva ofensiva contra ciudadanos ucranianos que se produce un día después del fin de la cumbre de la OTAN y que coincide con su retirada de la isla de las Serpientes. Según el servicio de emergencias citado por la agencia Ukrinform, en el ataque resultaron heridas otras 31 personas, entre ellas cuatro niños y una embarazada. Otros cinco adultos y tres niños fueron rescatados de entre los escombros.

El Servicio de Emergencias ucraniano confirmó en su Facebook el ataque con cohetes que atribuyó a un avión ruso: “Un misil impactó en un edificio residencial de nueve pisos, el segundo golpeó un centro de recreo en el distrito de BelgorodDinestrovski”. Una sección del edificio quedó destruida.

La Unión Europea reiteró ayer su llamada al presidente ruso, Vladímir Putin, para que “cese de inmediato” los ataques a civiles. Josep Borell lamentó que siga habiendo “muchas más víctimas civiles”. “Los responsables de actos que constituyen un crimen de guerra deberán rendir cuentas de acuerdo al Derecho Internacional”, añadió.