Los candidatos de Ciudadanos (Cs) a las principales instituciones de las Islas no pudieron frenar el declive de la formación naranja, que vivió en pasadas elecciones sus jornadas de efervescencia, pero su desintegración nacional lo ha arrastrado en el resto de instituciones.

Ciudadanos había apaleado a “ser decisivos” para gobernar y recuperar el liderazgo perdido en Tenerife y Santa Cruz ante los que querían trasladar la capitalidad a Las Palmas.

“Nos jugamos mucho en los próximos cuatro años. Les animo a acudir a las urnas, independientemente de los colores políticos y de las ideologías que tengan. Yo ya he echado mi papeleta y espero que todos hagan lo mismo y encuentren un huequito en el día para acercarse a su colegio electoral”, destacaba el candidato de Ciudadanos al Cabildo de Tenerife y al Ayuntamiento de Santa Cruz, Enrique Arriaga, tras ejercer su derecho a voto.

Por su parte, la candidata liberal al Parlamento de Canarias,

Isabel Bello, mostraba su satisfacción por “haber defendido este proyecto para Canarias y ofrecer una opción política limpia y reformista”.

Tras los primeros sondeos la ilusión de los candidatos de Ciudadanos

a obtener representaciones importantes en las instituciones de Canarias, la cruel realidad comenzó a confirmar que no lograrían representaciones en las instituciones.

La formación naranja logró en las pasadas elecciones regionales dos escaños al Parlamento de Canarias, con Vidina Espino como cabeza de lista y Ricardo Fernández de la Puente. Unos resultados que no fueron tan satisfactorios como se esperaban, no así en varios ayuntamientos y Cabildos como el de Tenerife, donde Arriaga fue la llave de Gobierno.

El partido creado por Albert Rivera, después de que en los comicios de 2015 se toparan con la entonces barrera electoral y quedaran fuera del Parlamento regional, había logrado representación, pero no ha podido revertir el declive nacional.