El proyecto para lanzar la que hubiera podido convertirse en la primera vacuna española contra la covid ha sufrido un frenazo inesperado. El prototipo, impulsado por el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) junto con Biofabri, no ha recibido el visto bueno de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios para su inoculación en humanos, por lo que las pruebas con voluntarios tendrán que esperar.

El suero, denominado MVA-COVID-19(S), forma parte de una investigación desarrollada por el equipo del virólogo Mariano Esteban, que aguardaba la autorización tras presentar todos los resultados de la experimentación animal. Este ensayo se encontraba en su fase inicial y para continuar con el proceso iba a contar con alrededor de un centenar de voluntarios. Las pruebas se iban a llevar a cabo en el madrileño Hospital de la Paz, que ya había comenzado a buscar a los participantes. Fuentes del CSIC afirmaron ayer desconocer el motivo de la paralización del proceso.

No obstante, desde el organismo público se desmintió que se deba a la supuesta muerte de un mono durante las pruebas. En su comunicado, el CSIC aseguró que se han seguido todos los protocolos internacionales en el desarrollo de los ensayos preclínicos de vacunas, y que, en base a los resultados de los mismos en cuanto a seguridad y eficacia, se consideró adecuado solicitar el ensayo de la fase clínica.