Kiosko y Más

Una noche triste y «muy apagada» en Amorebieta

El ambiente del viernes no tenía nada que ver con la euforia que se respiraba en las calles y en el parque Jauregibarria los fines de semana anteriores

NAHIKARI CAYADO

AMOREBIETA. «Me voy ya», avisaba un joven de no más de veinte años a su grupo de amigos frente a los bares de una céntrica calle en Amorebieta. «¿Pero a dónde vas Markel?, quédate un rato más que no son ni las diez y media y es viernes», le respondía un compañero mientras le ponía la mano en el hombro. No logró convencerle. El joven «no tenía cuerpo» para continuar el poteo junto a sus amigos. Conoce de cerca a Alexandru. «No me siento cómodo. Durante el día sí, pero cuando se va el sol ya no», confesaba mientras se ponía la capucha de la sudadera y partía rumbo a casa. Comenzaban a caer las primeras gotas de lluvia que no cesarían en toda la noche.

El reloj no había marcado las once y la lluvia era cada vez más densa. Todavía quedaban dos horas para la una, hora de cierre de la hostelería, y el ambiente en la zonas de bares de Amorebieta no era el de siempre. Había terrazas a medio llenar, algunas completamente vacías, algún que otro corrillo, pero nada de aglomeraciones ni cuadrillas de jóvenes haciendo botellón. «Un viernes muy apagado», según Lucía y Marina. Estas dos amigas de 25 y 26 años habían quedado para «tomar algo», como cada fin de semana, tras terminar su jornada laboral.

La sonrisa de sus rostros se desvaneció al ser preguntadas por la banda que ha dejado en coma al joven. «Conocíamos al chico de vista. Es una noticia muy desagradable, es muy fuerte que haya ocurrido algo así, y más en Amorebieta. Esperamos que se haga justicia por el chaval, y que salga adelante, por supuesto», apuntaban. Reconocían no sentirse muy cómodas sabiendo que ‘Los koalas’, el nombre de la banda que le dio la paliza al joven vecino de Lemoa, se movían a sus anchas por la localidad. «La verdad es que da miedo, pero tampoco podemos quedarnos en casa y dejarles ser los reyes del pueblo, ¿no?», señalaba una de ellas. «Estamos hartos del ambiente agresivo que se está generando estas últimas semanas, eso no es Amorebieta. Nosotros somos todos conocidos y amigos», añadía por otro lado Mikel, de 22 años, que estaba sentado a su lado.

El ambiente no tenía nada que ver con la euforia que se respiraba en las calles y en el parque Jauregibarria los fines de semana anteriores. Las campas estaban desiertas y muchos de los establecimientos hosteleros decidieron bajar la persiana antes de medianoche. «Esto está muerto y estará así hasta septiembre. Amorebieta siempre está vacío en agosto. La gente espera a que se pasen las fiestas y luego todos escapan de aquí», confesaba otro joven zornotzarra.

«Hay muchos malos rollos»

Su grupo de amigos no tenía intenciones de seguir con la fiesta tras el cierre de los bares. «Siempre vamos a los parkings de los polígonos o a las ermitas. Buscamos espacios donde podamos hacer ruido y no molestar a nadie», comentaban. Sin embargo, ayer no quisieron alargar la noche. «Hay muchos malos rollos. La semana pasada hubo más peleas…, queremos estar lejos de todo eso», concluyeron.

En otra mesa se encontraban sentados tres amigos. «Lo que ha ocurrido se veía venir. Llevaban varios fines de semana intimidando a la gente», apuntaron. No obstante, reconocieron no tener miedo porque no frecuentan las ‘campas’, que es como llaman los zornotzarras al parque de Jauregibarria. «Ahí solo van los chavales jovencitos, nosotros nos quedamos en los bares y aquí no van a venir. Es que ni se les ocurre, somos todos una piña y saben que si hacen algo a alguien, vamos todos a una», expresaban.

CIUDADANOS

es-es

2021-08-01T07:00:00.0000000Z

2021-08-01T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281668258017595

ABC