VITORIA. En Álava, el fenómeno de bandas juveniles brotó hace más de quince años con la aparición de combos (grupos) en varios barrios de Vitoria. Aquellas pandillas «que trataban de imitar burdamente a las bandas latinas» desaparecieron según alcanzaron la mayoría de edad sus integrantes. Hace un lustro surgieron media docena de colectivos que dieron un paso más. «Estaban más organizadas, empezaban a ‘trapichear’», radiografían desde la Policía Local, que cuenta con una unidad de Menores puntera en estos asuntos. Eran los ‘Mambo Kings’, los ‘Osos’, los ‘Gatos del roneo’... Por primera vez se mezclaban chicos de diferentes orígenes aunque engarzados por una situación social y económica complicada.

Sobre 2019, aquella amalgama la fagocitó un grupo llamado los ‘Blood’ (sangre, por lo que siempre visten de rojo). «Ahí empezamos a preocuparnos más», admiten los agentes consultados. Pretendía ejercer de sucursal alavesa de la conocida banda que opera bajo el mismo nombre en distintos lugares del país. Hasta un rapero, llamado Black Marfil, los inmortalizó en un videoclip, grabado en el barrio de Sansomendi y aún disponible en internet. Solían liarse con los ‘Creep’ (siempre con algún atuendo azul). Y se valían de las redes sociales para alardear. Su especialidad era posar con armas simuladas y con cuchillos XXL.

La pandemia les ha pasado factura. «Con los toques de queda hemos recuperado las calles en las que se movían y les hemos puesto una presión muy grande», narran agentes locales. Han plegado banderas, formando a su vez pequeños grupúsculos.

Cada sábado, las calles Nueva Fuera y Portal del Rey, en el Casco Viejo de Vitoria, albergan a cientos de jóvenes, entre los que abundan los menores. «Ahora se juntan todos allí». Esas facciones, todavía sin nombres conocidos, se dedican «a extorsionar y pegar a los que consideran más débiles». Los vecinos hace semanas que denuncian las peleas. «Cualquier día vamos a tener una desgracia allí, es verdad», asumen fuentes policiales.