Philip K. Dick tiene una novela muy loca, ‘Los tres estigmas de Palmer Eldritch’, que transita en el futuro entre la religión y las drogas. Otra cosa no tendremos ahora, pero drogas y estigmas nos sobran. Lo de Simone Biles ha explotado la cantinela del estigma de la salud mental. Y ahora sale la presidenta del Consejo Escolar del Estado, el máximo órgano consultivo del Gobierno, y dice que hay que evitar la estigmatización del alumno repetidor y se cuestiona, tras una pregunta de Olga R. Sanmartín: «¿No saber dividir por tres cifras es motivo suficiente para que el alumno repita un curso entero? ¿Qué favor se le hace a nivel emocional?». Nunca he sabido dividir por tres cifras. Es lo del favor a nivel emocional lo que chirría. El pensamiento peluche está por encima del aprendizaje. No queremos niños psicópatas, pero tampoco que la sociedad se parezca a una novela de mundos felices. Casi prefiero la letra escarlata esa de los repetidores.