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Negación

Ni están vacunados ni toman precauciones. Quizá piden libertad camino de la UCI

JUAN BAS

Recuerdo una conversación en la que participaba una conocida de Lekeitio que creía que el origen de la ‘txalaparta’ se remontaba a la prehistoria. Le dijimos que lo más antiguo que se sabe de la ‘txalaparta’ es que se utilizaba como señal de llamada en las sidrerías de la cuenca del río Urumea para indicar que ya se podía ir a comer y beber. De ahí pasamos a la constatación de que muchos de los nombres vascos de pila (como Josu, Koldo, Joseba o Kepa) tampoco pertenecen a la Antigüedad, sino que fueron invento de los hermanos Sabino y Luis Arana en el siglo XIX. Y ahí, la chica de Lekeitio nos paró en seco y dijo que no quería oír ni saber nada más. Que ella estaba muy bien con sus creencias, aunque no fueran ciertas, y que por favor no le quitáramos las ilusiones. Este mecanismo mental de defensa por sordera, de evitar el conocimiento de una realidad del pasado por ignorancia voluntaria, sería el primer estadio de la negación.

El segundo estadio conlleva mala fe y sería la negación por tergiversación. A esta técnica manipuladora pertenecerían las absurdas teorías de que la Guerra Civil española no comenzó por un golpe de Estado militar contra la República.

Y el tercer estadio de la negación, el más incomprensible y chocante, es dar la espalda a la realidad del presente; declarar inexistente lo que sucede a tu alrededor y además de un modo beligerante y con afán proselitista. Me refiero a los negacionistas de la pandemia y por ende gente contraria a la vacunación. Los que se concentraron hace unos días en Madrid, bien apiñados y vociferantes a cara descubierta, gritaban «libertad». Pensé que era parecido a que se concentrara una masa reivindicativa tras un accidente en cadena en una autopista y pidiera libertad a los coches empotrados y los cuerpos heridos.

La madre del Emociones, compinche de Makoki (guion de Juanito Mediavilla), le decía a su hijo que se alejara siempre de los tontos porque no traen más que desgracias. El problema es que los tontos de esta laya (una nueva variedad para el género de zombis) se confunden entre nosotros y no es fácil esquivarlos. Como no están vacunados y no toman precauciones porque la enfermedad no existe para ellos, se contagian y algunos acaban hospitalizados. Me gustaría saber qué dicen cuando esto les sucede. Quizá consideren que la propaganda de intoxicación y el lavado de cerebro por parte de quienes propagan el simulacro de pandemia están tan bien orquestados que hasta parece que han pillado una neumonía bilateral, pero que eso tampoco es cierto. Y tal vez sigan clamando por su libertad camino de la UCI, pero no creo.

OPINIÓN

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2021-08-01T07:00:00.0000000Z

2021-08-01T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281998970499387

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