Éramos pocos... y resulta que se han sumado a las fiestas del botellón grupos de ‘macarras’ que originan altercados que van subiendo en peligrosidad, lo cual añade un plus más al descontrol que ya suponen estas llamadas ‘fiestas del alcohol’. Con ser grave la situación, lo es más todavía el hecho de que no se vislumbra una solución para acabar con este problema que, al igual que las bolas de nieve, ha ido ganando tamaño a medida que iba cayendo por la pendiente.

Son muchos años durante los cuales la bola ha rodado sin control por la falta de sensibilidad, interés, iniciativa y capacidad de nuestras autoridades, que por otra parte tendrán las cervicales inservibles de tanto mirar fijamente durante tanto tiempo y de manera permanente hacia el lado opuesto al que estaban ocurriendo los hechos.

Ahora, esta forma de hacer que ha motivado que una parte de la juventud se haya venido arriba ante lo barato que salía su ilegal forma de hacer, costará Dios y ayuda volverla a sus cauces. Y lo dramático de la situación es que me temo que nuestras autoridades son incapaces de hacer que eso sea posible, por lo que habremos entrado en una fase de noches sin ley.

RAFAEL HIDALGO SEGUROLA