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El día que la NASA anunció el hallazgo de vida extraterrestre

La identificación de supuestos fósiles en un meteorito de Marte fue la noticia científica del verano de hace 25 años

LUIS ALFONSO GÁMEZ

BILBAO. Fue el primer meteorito (001) recuperado en la campaña antártica de 1984 (84). Lo encontró la geóloga estadounidense Roberta Score el 27 de diciembre en el campo de hielo de las colinas de Allan (ALH, por su nombre en inglés), al este de las montañas Transantárticas.

ALH84001 es una roca de color verde grisáceo. Pesa 1,9 kilos. Se formó en Marte hace 4.091 millones de años, salió disparada del planeta hace 16 millones de años, cayó en la Antártida hace 13.000 años y saltó a la fama hace veinticinco.

El 7 de agosto de 1996, nueve investigadores de la NASA y de tres universidades estadounidenses anunciaron en una rueda de prensa en Washington que, después de dos años de análisis, habían identificado posibles fósiles en la roca. Fósiles de marcianos. El hallazgo se iba a publicar en la revista ‘Science’. «No estamos diciendo que hayamos encontrado la pistola humeante, la prueba definitiva, de vida pasada en Marte. Sólo estamos diciendo que hemos encontrado muchos indicadores en esa dirección», dijo el geólogo David McKay, del Centro Espacial Johnson de la NASA y líder del grupo.

Evidencias favorables

Habían descubierto en el meteorito glóbulos carbonatados, abundantes hidrocarburos aromáticos policíclicos y unas minúsculas estructuras tubulares que creían que podían ser fósiles de bacterias. «Ninguna de estas observaciones es en sí misma concluyente respecto a la existencia de vida pasada. Aunque hay explicaciones alternativas para cada uno de estos fenómenos tomados individualmente, cuando se consideran colectivamente, particularmente en vista de su asociación espacial, concluimos que son evidencias a favor de la existencia de vida primitiva en el antiguo Marte», escribían McKay y sus colaboradores en ‘Science’.

«Hoy, la roca 84001 nos habla a través de todos esos miles de millones de años y millones de kilómetros. Habla de la posibilidad de vida. Si este descubrimiento se confirma, seguramente será una de las revelaciones más sorprendentes de nuestro Universo que haya hecho la ciencia», dijo Bill Clinton aquel día en una comparecencia ante los periodistas en la Casa Blanca. «La evidencia es emocionante, incluso convincente, pero no concluyente», advirtió en un comunicado Daniel Goldin, administrador general de la NASA. Y añadió: «Quiero que todos entiendan que no estamos hablando de ‘hombrecitos verdes’. Se trata de estructuras unicelulares extremadamente pequeñas que se parecen un poco a las bacterias de la Tierra». «Si se verifican los resultados, será un punto de inflexión en la historia de la Humanidad», apuntó el astrónomo Carl Sagan, autor de la serie ‘Cosmos’.

En un Universo en el que los científicos calculan que hay 2 billones de galaxias, cada una formada por cientos de miles de millones de estrellas, la existencia de vida en dos planetas que giran alrededor del mismo sol implicaría que esta es un fenómeno común o también que viaja fácilmente entre mundos. «Muchos científicos comenzaron a creer que algunos microbios podían pasar de Marte a la Tierra en el interior de meteoritos. Todo el mundo estaba excitado», recuerda el astrofísico Paul Davies en su libro ‘Un silencio inquietante. La nueva búsqueda de inteligencia extraterrestre’ (2011). No en vano, si la vida viajó del primitivo Marte a la primitiva Tierra, cabía la posibilidad de que fuéramos marcianos. El entusiasmo inicial se tradujo en titulares periodísticos que daban por hecho la existencia de vida en Marte. Pero, como siempre recordaba el fallecido Sagan, «afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias».

Veinticinco años después y tras numerosos estudios, son una mi

noría los investigadores para quienes las estructuras microscópicas de ALH84001 se deben a actividad biológica. «No hemos convencido a la comunidad científica y eso es un poco decepcionante», reconocía hace quince años David McKay (1936-2013), un geólogo respetado que había entrenado a Neil Armstrong y Buzz Aldrin para la recogida de muestras lunares durante la misión del ‘Apollo 11’. Aunque ya prácticamente nadie ve marcianos en la pequeña roca, esta sigue siendo excepcional: de los 72.000 meteoritos clasificados hasta septiembre de 2020, sólo 277 son trozos del planeta rojo.

Los científicos saben que esas piedras proceden de Marte porque la composición del aire atrapado en ellas coincide con los resultados de los análisis de la atmósfera marciana hechos en 1976 por las sondas ‘Viking’ de la NASA, las primeras en aterrizar en el planeta. Además de su origen, ALH84001 es extraordinario por su antigüedad. Al principio se pensaba que se había formado hace 4.500 millones de años –sólo 100 millones de años después de la formación de Marte y de la Tierra–, pero posteriormente rejuveneció 400 millones de años, a pesar de lo cual es el más viejo de los meteoritos marcianos.

Salió disparado hace 16 millones de años a consecuencia de un gran impacto meteorítico y vagó por el espacio hasta hace 13.000, cuando cayó en la Antártida. En agosto de 1996, el presunto hallazgo de rastros de vida en él se anunció a bombo y platillo –en contra de las visiones conspiranoicas, según las cuales un descubrimiento así se ocultaría– e impulsó la exploración robótica del planeta rojo.

Invasión de todoterrenos

Un año después, un pequeño todoterreno de la NASA, ‘Sojourner’, asombró al mundo con las imágenes en color que mandó desde Chryse Planitia, en Ares Vallis. Pesaba sólo 10 kilos. ‘Sojourner’ demostró que era posible poner un todoterreno en Marte y fue el primero de un nuevo tipo de exploradores: en 2004 se le unieron los gemelos ‘Spirit’ y ‘Opportunity’, y en 2012 aterrizó en el planeta ‘Curiosity’, que todavía explora el cráter Gale. El último miembro de esta familia, ‘Perseverance’, llegó al mundo vecino el pasado 18 de febrero y se prepara estos días para buscar rastros de vida en el cráter Jezero y para recoger rocas que una futura misión traerá a la Tierra.

«Cuando Neil Armstrong recogió la primera muestra del Mar de la Tranquilidad hace 52 años, comenzó un proceso que reescribió lo que la Humanidad sabía sobre la Luna. Tengo la esperanza de que la primera muestra de ‘Perseverance’ del cráter Jezero, y las que vengan después, harán lo mismo para Marte. Estamos en el umbral de una nueva era de ciencia y descubrimiento planetarios», afirma Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA. Para que trozos inalterados de Marte lleguen a los laboratorios más avanzados, harán falta otras dos complejas misiones de aquí a finales de esta década.

DANIEL GOLDIN

«No estamos hablando de ‘hombrecillos verdes’, sino de estructuras unicelulares muy pequeñas»

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2021-08-01T07:00:00.0000000Z

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