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Suecia dibuja con mano de mujer

Una exposición en Madrid muestra la inédita pujanza de las autoras de cómic en el país nórdico

ITXASO ELORDUY Jamil Mani

BILBAO. «Querían organizar una exposición relacionada con el mundo del cómic y como las representantes más reputadas son mujeres, decidieron que la muestra estuviera protagonizada por ellas, a modo autobiográfico en muchos casos», explica Jamil Mani, director de Swedish Comics Association y comisario de la muestra ‘Aquí llegan ellas… Desde Suecia con cómics nuevos’.

Se compone de la obra de diez reconocidas artistas suecas, algunas galardonadas con el premio Adamson, considerado el Nobel del cómic y que se organiza en el país nórdico. La exposición se podrá ver en el espacio CentroCentro de Madrid hasta el próximo 29 de agosto.

En los últimos doce años, diez mujeres y dos hombres se han llevado el Adamson, lo que evidencia la importancia de la mujer en el cómic sueco. Entre otros motivos, por Serieskolan, la escuela de cómic de la ciudad de Malmoe, de la que salen grandes talentos. Más de un 60% son jóvenes ilustradoras, que escriben sobre las cuestiones que les interesan.

En la muestra de Madrid, se abordan temas como el desafío al patriarcado o los tabúes sexuales Por ejemplo, hay un personaje muy divertido que se llama Zelda, muy feminista, que trata de temas como la adolescencia femenina, revela Mani.

Una reconocida autora que pinta con estilo manga, Natalia Batista, y su alter ego Princesa Amaltea, cambia el perfil clásico de los personajes. Los hace muy emocionales y lloran con frecuencia, dentro de lo que ella denomina «una fantasía matriarcal».

Liv Strömquist, locutora de radio y televisión y activista feminista, ha publicado los cómics-ensayo ‘No siento nada’ y ‘El fruto prohibido’, traducidos a más de veinte idiomas, incluido el español. La autora compone entretenidas historias, con trasfondo social, donde aparecen personajes populares como Britney Spears, Beyoncé o Leonardo di Caprio.

Liv Strömquist y Nina Hemingsson han sido pioneras y han abierto el camino a una nueva generación de artistas, no sólo en Suecia, sino en toda Europa. Han convertido el arte del cómic en un movimiento cultural que desafía las normas sociales, con el fin de dar voz al movimiento feminista y de debatir sobre la igualdad de género.

Tratan temas de actualidad en primera persona, como Daria Bogdanska, autora de ‘Esclavos del trabajo’, que emigró de Polonia a Malmoe para estudiar en la escuela del cómic. Tuvo que encarar la dura realidad del inmigrante para conseguir sus papeles, trabajando de manera ilegal por salarios miserables, con el escollo añadido de la desigualdad de género, aún imperante en la gran mayoría de las sociedades. «Encontré la fuerza interior que me llevó a luchar por mis derechos gracias al desarrollo de mi trabajo en la ilustración», declaró en una entrevista.

Karin Gafvelin reconoce que su acomodada posición social le ha permitido dedicarse a su gran vocación, los grandes navíos. Especializada en ilustración naval, compagina las clases de navegación con la creación de sus detalladas ilustraciones náuticas. La polifacética Bitte Anderson, directora de ‘Dyke Hard’, una comedia musical lesbiana estrenada en los cines suecos en 2015, ha trabajado como artista de efectos especiales y desea crear «alternativas positivas a las insanas, normativas y opresivas imágenes que ve en los medios de comunicación». Anderson ha escrito una novela basada en una residencia de ancianos LGTBI, ‘Al final del arco iris’, que habla sobre la soledad y la depresión.

Momento histórico

La pareja Sara Bergmark Elfgren & Karl Jonsson ha encontrado la inspiración en personajes mitológicos para componer una serie que los creadores describen como el encuentro entre «la mitología nórdica, ‘Juego de Tronos’ y ‘Gladiator’».

El comisario de la muestra reconoce sentirse «orgulloso» de esta exposición. «Suecia intenta equilibrarse, porque aún tiene una industria editorial mayoritariamente masculina, y por eso en esta muestra solo hay mujeres». Además, incide, la muestra llega en «un momento histórico para la mujer en Europa». «En Suecia tenemos grandes autoras de literatura infantil, como la escritora de principios del siglo XX Astrid Lindgren, que creó un personaje rebelde y feminista, famosa mundialmente, Pippi Långstrump», añade para señalar las raíces del fenómeno.

Respecto al intercambio cultural de esta exposición, el comisario constata que en Suecia se publica un 10% respecto a lo que suponen las publicaciones en España, aunque también la población total del país es la misma que la de Madrid, diez millones de habitantes.

«El cómic sigue siendo considerado un arte menor, no tan reconocido como la literatura, pero creo que la lectura de temas de actualidad, de problemas con los que se sienten sensibles muchas mujeres, es algo muy beneficioso para la sociedad. Además, el feminismo sueco puede compartir su visión con las mujeres españolas, y Madrid es una ciudad muy interesante, muy activa, culturalmente hablando», concluye Mani.

TRAMPOLÍN

La escuela de cómic de Malmoe, Serieskolan, ha servido para impulsar la carrera de las artistas

CULTURA

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