Después de 17 años de mi medalla de plata en Atenas, por fin podemos volver a disfrutar de una gran alegría en el tiro, y encima de oro. Este éxito de Alberto y Fátima, que han estado formidables en una final preciosa, supone un chute de energía importantísimo para nuestro deporte, del que seguramente nadie se acordará dentro de una semana. Entre todos, tenemos que seguir trabajando e implantar una cultura deportiva para que las disciplinas minoritarias reciban la atención que merecen y gestas como la de Tokio, o en su día mi plata en Atenas, facilitan la visibilidad. Para hacernos a la idea, cuando yo gané esa medalla muchísima gente no sabía que el tiro era olímpico.

Me vienen a la memoria todos los recuerdos de aquel día y me emociona pensar en que Fátima y Alberto estarán disfrutando después de tantísimo esfuerzo, estoy muy feliz y muy contenta por ellos, que han sufrido hasta el último plato. Encima, es un oro, que buena falta nos hacía tanto a España como al tiro. Ganar esa medalla lo es todo, pero más importante será que algún niño haya decidido hoy, viendo los Juegos, que quiere ser como Alberto o como Fátima y que hay otros deportes estupendos. Son un orgullo y un ejemplo a seguir.