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► Épico bronce de Carreño ante Djokovic

Carreño, resignado tras saber que su rival sería Djokovic, durmió «como nunca» e hizo un entrenamiento previo divertido

EMILIO ESCUDERO Enviado especial

TOKIO. Se acabaron por fin los lamentos para Pablo Carreño, flamante medallista olímpico tras eliminar a Djokovic y alcanzar el bronce en un partido durísimo que se fue casi hasta las tres horas y que estuvo marcado por un calor intenso. Abraza por fin un éxito gigante el asturiano, eterno aspirante a las grandes citas, de las que siempre se había despedido sin premio. No lo hizo esta vez, coronado en bronce en Japón, en un día que no olvidará.

Por primera vez desde que llegó a Tokio, Pablo Carreño durmió el viernes a pierna suelta. Casi diez horas del tirón, «como nunca». El bajón físico por la semifinal perdida ante Khachanov hizo su efecto en el asturiano, que terminó de relajarse al saber que su rival por la medalla sería Djokovic. No tenía nada que perder, así que se entregó al sueño y amaneció al día siguiente. Tarde.

Se despertó recuperado como nunca antes en el torneo a la espera de una jornada que podía ser histórica para él. Un día especial que preparó como uno más. Rutina idéntica a la de la jornada anterior, aunque aderezada con una dosis extra de buen humor. «Queríamos que el entrenamiento que hacemos horas antes del partido fuera especial y más agradable. Que fuera divertido y se quedara eso en su cabeza. Por eso hemos bromeado un poco más. Por lo demás, todo ha sido igual», reconocía a este periódico Samuel López, uno de los entrenadores de Carreño.

En realidad, no lo fue, porque aunque cada momento del día estuviera medido para no salirse de lo cotidiano, hubo una novedad que influyó directamente en el ánimo del tenista. «He visto la final de tiro antes de salir y creo que me ha venido bien ver que habíamos logrado el primer oro para afrontar el partido con una ilusión tremenda. He salido a jugar sabiendo que España entera estaba detrás de mí», explicaba Carreño tras el partido. Medalla llamaba a medalla.

Toda esa alegría de la previa se transformó en felicidad tras el partido. Un triunfo con el que había soñado el asturiano y que se hizo realidad cuando menos lo esperaba. «Estoy mucho más contento que cuando gano un torneo. Lograr una medalla olímpica es una sensación indescriptible y hacerlo ante el número uno...». Se le cortaban las palabras al español en la rueda de prensa, aún sin la medalla que recibirá hoy en una ceremonia tras el choque por el oro que jugarán Khachanov y Zverev.

Dudas en el último set

No estará en el podio Novak Djokovic, desquiciado en la final ante un Carreño que fue superior. «Le hemos dicho que fuera valiente. Sabíamos que Novak llegaba de una decepción mucho mayor, porque venía aquí a por el oro, y por eso había que ir a por el partido sin miedo. Es cierto que cuando se enteró de que se tenía que medir a él por el bronce le vino un bajón, pero ha sabido reponerse y aguantar bien en el partido», explica el técnico que le ayudó también a disipar las dudas que surgieron durante el duelo. Pocas y concentradas en un momento clave. «Cuando ha perdido el ‘tie break’ le hemos visto un poco hundido y le hemos dicho que era un orgullo y un privilegio estar ahí. Que aguantara y que tirara con fuerza las bolas. Sin miedo». Un consejo que Carreño hizo suyo, rompiendo el último set muy pronto para apuntarse la victoria. «Me ha costado cerrarlo –levantó hasta cinco bolas de partido Djokovic–, pero incluso en esos momentos he creído en mí y en que podía ganar».

El bronce, reconoce Pablo, va

LA MOTIVACIÓN

«He visto la final de tiro y creo que me ha venido bien ver que habíamos logrado el primer oro para afrontar el partido con una ilusión tremenda»

SENSACIONES

«Estoy más contento que cuando gano un torneo. Una medalla es algo indescriptible y lograrla ante el número uno...»

para mucha gente, pero sobre todo para esos que le enviaron un mensaje de ánimo cuando cayó en semifinales. «Tengo como un millón de mensajes de ayer de gente que quería animarme. Para esos que creyeron en mí después de la derrota va esta medalla de bronce que es un sueño hecho realidad», señaló el asturiano, cuyas lágrimas regaron la pista central nada más acabar su duelo ante Djokovic.

Lágrimas en la pista

Lloraba de emoción y de alegría, casi sin saber por qué. Liberado al fin de sus miedos. Estuvo ahí tumbado en el suelo un rato, disfrutando del momento en solitario. Celebraciones íntimas que han regalado estos Juegos de la pandemia. Después, se lanzó a abrazar a los suyos. Primero a los que estaban junto a él en Tokio. Luego a los que se habían quedado en España.

«Va para todos ellos. Los que han estado a mi lado durante estos años de sacrificio y que han creído en mí sin dudarlo. Tenía claro que podía irme hoy sin una medalla, pero no iba a dejar de creer y de intentarlo hasta el final», reconocía el asturiano, que aseguraba que iba a volver a dormir igual de a gusto que la noche anterior, pero con un sueño mucho más agradable. Teñido de bronce.

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2021-08-01T07:00:00.0000000Z

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