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Rendidos al exotismo de China

Las profundas raíces del gigante asiático lucen en todo su esplendor en la moda occidental

GLORIA SALGADO

MADRID. China tiene un componente exótico que impacta en Occidente. Una influencia que siempre está presente pero que, en ciertas etapas, es más visible. Uno de esos momentos fue en 2015, cuando se inauguró la exitosa exposición ‘China a través del espejo’ en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, sobre el influjo del gigante asiático en la moda occidental. «Era una manera de enorgullecerse, de poner una pica en Flandes. A posteriori generó un interés en la moda asiática», explica José Luis Diez Garde, periodista y comisario de exposiciones de moda.

Un viaje a través de 30.000 metros cuadrados con piezas de diseñadores como John Galliano o Jean Paul Gaultier con el que «observar cómo la estética china ha influenciado la moda occidental, no solo ahora, sino desde la época romana. Algo que va más allá de la moda, se extiende a las artes decorativas, la porcelana, las esculturas en bronce», comentó entonces el comisario de la muestra, Andrew Bolton, que la describió «como fuente de creatividad, de invención y de imaginación».

Un despliegue de estímulos visuales en el que jugó con el extenso imaginario que Occidente tiene de la cultura china, en ocasiones erróneo. «Los diseñadores todavía están en esa fantasía, con una China mítica que no existe más que en su imaginación. En parte, por la imagen que el cine dio del país. El cine reinventó a China y la moda la volvió a reinventar», aseguró Bolton.

La gala de presentación de dicha exposición sirvió de trampolín a Guo Pei, la diseñadora china más reconocida internacionalmente. Considerada la Alexander McQueen asiática, prestó dos de sus suntuosos diseños para la muestra y vistió a Rihanna, convertida en la emperatriz de la alfombra roja gracias a su buen hacer con un vestido con capa amarillo en el que necesitó más de un centenar de personas para los maravillosos bordados, en un total de 60.000 horas de trabajo en el taller de Pekín. Ni el vestido de transparencias de Riccardo Tisci para Beyonce, ni Sarah Jessica Parker coronada con un voluminoso tocado diseñado por Philip Treacy pudieron hacer sombra a la artista de Barbados.

Semana de París

Un año después de la muestra, en 2016, Guo Pei se convirtió en miembro de la exclusiva Cámara sindical de la alta costura francesa –la primera modista china en lograrlo–, pudiendo participar en la Semana de la Alta Costura de París. Ese mismo año fue nombrada una de las 100 personas más influyentes del mundo por la revista ‘Time’ gracias a su combinación de la tradición milenaria y la estética barroca más actual.

«Se está convirtiendo en una referencia. Lo que hace y lo que trabaja es fascinante», refleja José Luis Diez Garde, que cuenta que la modista «lidera a una serie de diseñadores que se están basando en elementos muy tradicionales de la indumentaria china».

Y no hay nada más tradicional que el Hanfu, el vestuario nacional compuesto por una túnica que llega a la altura de la rodilla y una falda estrecha hasta los tobillos, que fue la base del kimono japonés. Fue usado por la mayoría de la población china hasta la Dinastía Qing, cuando los manchúes lo prohibieron. En la actualidad, existe un fuerte movimiento social, especialmente entre los más jóvenes, que lo ha recuperado como traje representativo del país.

Un movimiento que se extrapola a occidente pero en una versión mucho más suave, con «la actualización de una serie de conceptos», explica Diez Garde, que señala que «siempre nos ha fascinado China. Un ejemplo es el mantón de Manila, que vino de allí, no de Filipinas, a bordo del galeón de Manila, de ahí el nombre. Al igual que sus motivos y bordados». Una fuente de inspiración de la que beber constantemente.

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2021-08-01T07:00:00.0000000Z

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