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Las elecciones gallegas con gafas vascas

BRAULIO GÓMEZ

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Galicia no es Euskadi. Y tampoco es España. Ni Andalucía. Y tampoco tiene que ver con Canarias o Extremadura. Desde Madrid se plantean debates y se manufactura ruido político con la idea de que los territorios no existen, de que la opinión pública es uniforme en todo el Estado. También la izquierda madrileña con capacidad de crear su propia burbuja mediática ha generado la falsa ilusión estas semanas de que en las elecciones gallegas pasaría lo mismo que el 23-J en España. Por eso el PSOE está teniendo que explicar de forma equivocada su pérdida de arraigo territorial en Galicia y su desconexión como primer partido de referencia en la izquierda en la última década como si hubiera sido fruto de una mala noche, de un mal candidato o de las políticas de Pedro 2 Sánchez.

El BNG se ha convertido en el cuarto PNV de la escena política plurinacional. El BNG, ERC y EH Bildu se han apuntado a la política lenta y al discurso de la utilidad alrededor de la resolución de los problemas cotidianos de sus ciudadanos. Los territorios donde la implantación del soberanismo de izquierdas está extendida han visto cómo sus principales partidos de referencia están utilizando la estrategia exitosa del PNV de la última década para ganar transversalidad y centralidad en el espacio de competición política. Han apagado la dimensión territorial, han abandonado el maximalismo y han reforzado su identidad institucional y colaboradora con el Gobierno español. El BNG no solo ha ocupado el espacio de las exitosas mareas de 2016 sino que ha traído a sus filas a votantes del PSOE que sienten que el BNG representa mejor sus intereses en el Parlamento gallego.

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La posibilidad de cambio moviliza en dos direcciones. Otra de las lecciones de las elecciones gallegas para las próximas vascas es el recordatorio de que los comicios competidos con posibilidad de cambio de gobierno suben la participación a veces en la dirección contraria a la esperada. El mantra que sostiene que la alta participación favorece siempre a la izquierda ya no funciona en muchos territorios. En Galicia, se han activado votantes del PP que no estaban movilizados porque pensaban que en estas elecciones no había nada importante en juego. EH Bildu por ahora apuesta por una estrategia de cuidado y respeto hacia el PNV y sus votantes. Son conscientes de que una estrategia de confrontación y de incendio puede provocar que los votantes perdidos del

PNV vuelvan a su partido por miedo a perder todo lo que valoran 4 de sus vidas que es mucho. Yolanda Díaz no hace milagros. En las elecciones gallegas se ha vuelto a demostrar su incapacidad para generar representación política sin tener arraigo en los territorios. Sumar no era necesario en Galicia y sus votos han acabado en la papelera. El BNG ha conseguido representar los intereses de este espacio que ya había desaparecido en 2020 cuando lo representaba Podemos. Va a ser difícil convencer a la ciudadanía en Euskadi de que vale la pena votar tanto a Podemos como a Sumar sabiendo que esos votos pueden acabar sin representación y teniendo opciones políticas similares a mano que pueden asegurar la representación y la utilidad de su voto.

POLÍTICA

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2024-02-20T08:00:00.0000000Z

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