Si todo sale según lo previsto, Comillas será la sede el próximo año de la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo. Será como voler a una antigua costumbre, porque la villa comillana fue la primera sede este evento en 1991, que fue iniciativa del Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria (COACan), la IUMP y el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectura de España. El objetivo era, y continúa siendo, mostrar los mejores trabajos de arquitectura de España y realizar una entrega de premios en multitud de categorías, que cada vez se diversifican más. La Bienal se celebró durante muchos años en Cantabria, hasta que la crisis económica del 2011 dejó al consejo temblando y no se llevó a cabo. En el año 2012 se celebró a duras penas, en 2014 la Bienal tuvo lugar en Madrid y después en la ciudad de Granada. Ya el año pasado, el

COACan logró traerla de nuevo a Cantabria, de la misma manera que el año próximo quiere llevarla a la villa modernista por excelencia (después de Cataluña), Comillas. Es una vuelta a las raíces, que conlleva esfuerzo, tiempo e insistencia. Lo sabe bien Moisés Castro, decano del COACan, quien también da cuenta de cómo ha cambiado el carácter de la muestra en los últimos años. «Antes se presentaban obras más grandes, con mayor presupuesto». Sin embargo, en las ediciones anteriores ya se han ido premiando «proyectos más pequeños» y se tiene en cuenta «el uso de nuevos materiales, más sostenibles y naturales, el compromiso social, la conservación del patrimonio y la atención medioambiental», indica Moisés.

«La valoración se realiza sobre los

En los últimos años se han ido presentado proyectos cada vez más pequeños, de menor presupuesto

proyectos arquitectónicos y urbanísticos realizados en los dos últimos años por profesionales de este sector, para su posterior difusión, debate y proyección nacional e internacional». La cita recoge las realizaciones arquitectónicas y urbanísticas que merecen ser destacadas como «elementos culturales y profesionales útiles para el conocimiento, la reflexión histórica y la investigación». Desde edificios públicos, hasta viviendas, diseños asistenciales, proyectos de final de carrera... En los Presupuestos Generales del Estado se considera esta convocatoria como una de las actividades esenciales del Estado y la partida prevista para tal fin tiene la consideración de prorrogable, lo que supone un reconocimiento público a la arquitectura española.

Para Comillas, volver a convertirse en la sede de este evento nacional (en el que este año se espera además que haya categoría extranjera) supone «una oportunidad para situarse en el mapa». En anteriores ocasiones, la cita se desarrollaba en el Palacio de Sobrellano, pero el próximo año se quiere celebrar en el Seminario Mayor de la antigua Universidad Pontificia de Comillas. Un edificio grandilocuente con un paraje inigualable. «Comillas es un lugar donde la arquitectura ha tenido mucho peso e importancia, sin olvidar que se trata del enclave modernista más importante después de Cataluña», recordó el decano del Colegio de Arquitectos.

Además del acto de entrega de premios, durante varios días se realizarían conferencias a cargo de profesionales de la arquitectura en torno a un tema concreto, se organizarían talleres y se realizaría una exposición con las obras más relevantes. El año pasado, esta muestra ocupó los jardines de Pereda de la ciudad de Santander, que durante varios días se convirtió en lo que va a ser Comillas el próximo año.