«Tiene que haber un cambio de rumbo para que el planeta no sufra nuestro impacto»

«La tecnología es un campo en el que tenemos que continuar investigando»

Jorge da Rocha es el director creativo de la compañía ‘Arawake’, que el pasado fin de semana llevó su espectáculo, ‘En busca del fuego’, a Comillas. Se trata de una obra en la que se mezcla el tradicional juego de sombras con las nuevas tecnologías. El resultado de esta simbiosis es un espectáculo innovador que plantea varias cuestiones sobre el presente y el futuro de la humanidad pegada a un cable. Jorge ha tenido la habilidad de encajar el teatro en el siglo XXI. –¿Títeres de sombras digitales? –Empleamos una técnica ancestral de sombras japonesas y tailandesas, y títeres de metacrilato cortados por láser con litio impreso, que colocamos encima de una mesa de luz y capturamos con una cámara. Luego lo digitalizamos, de manera que lo podamos introducir en la pantalla principal en diferentes capas, que aplicamos en tiempo real con efectos. Hacemos una especie de película de animación en directo y la forma de animar a los personajes es a través de estas técnicas de sombras. Los primeros planos de los personajes somos los propios actores en escena, de manera que el público lo que está viendo es cómo realizamos esta película en directo para ellos. La música que utilizamos es la del gran Neonymus, un músico muy reputado.

–¿Aplicar las nuevas tecnologías a las artes escénicas es un proyecto innovador?

–Exacto. La compañía Arawake está formada por gente muy diversa y multidisciplinar. En 2017 comenzamos a realizar las primeras pruebas de ‘En busca del fuego’, desarrollamos el guion, lo presentamos en febrero del año pasado y nos llevamos un premio. Después del estreno hemos ido perfeccionando la técnica y la parte artística y a día de hoy somos pioneros en España. –¿Trabajar con nuevas tecnologías es una apuesta segura de presente y de futuro?

–Estamos muy al día. Trabajamos con museos, haciendo que los personajes de los cuadros cobren vida, y empleamos la tecnología con la idea de proporcionar herramientas a los intérpretes con las que llegar al público y cautivar nuevos espectadores. Resulta muy interesante porque además seguimos conservando la autenticidad de actuar en vivo y en directo.

–¿El protagonismo del actor queda eclipaso en este formato? –Soy el único actor de la compañía, porque el resto de las personas que la conforman está más relacionado con la comunicación audiovisual, la poesía, la ilustración o la informática. Solemos poner todo en común y trabajar para que el actor pueda realizar su trabajo y que lo que ocurra sea un hecho teatral. ‘En busca del fuego’ es un espectáculo contemporáneo y entendible, lo único que cambian son las herramientas que empleamos. El actor sigue siendo muy importante.

–¿Gira en torno a una trama? –Tiene una narración muy clara. Intentamos hacer reflexionar al espectador sobre la tecnología y su efecto en el ser humano y tomamos el fuego como la primera tecnología, que nos permitió pasar de vivir en un estado primitivo a formar civilizaciones. Trazamos una línea desde el Pleistoceno hasta el presente y mostramos cómo la especie humana va evolucionando. En este viaje adaptamos la historia de la película ‘En busca del fuego’, de 1981, que a su vez está basada en una serie de libros de los hermanos Rosny, que cuentan cómo los humanos pierden el fuego y lo tienen que volver a recuperar. Cuando encuentran el fuego el hombre ya puede disponer de él y controlarlo y comienza a evolucionar.

–¿La tecnología siempre es buena para el ser humano?

–Cada persona debe sacar sus propias conclusiones. Yo creo que depende del uso que le demos y de lo que nos dejamos por el camino. Planteamos qué es lo que hemos perdido al estar tan supeditados a las nuevas tecnologías. Quizá tiene que haber un cambio de rumbo para que el planeta no sufra nuestro impacto.

–¿Continúa siendo necesario adaptar el discurso para estar en la vanguardia?

–Hasta ahora estamos empleando un software que nos permite interactuar en tiempo real y nos da una serie de opciones que se supone son inagotables, pero es necesario seguir creando, investigando y viendo todas las posibilidades que existen. Es un camino que todavía está por andar.