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El cárabo, un animal extraordinario

«Recuerdo una curiosa historia en Alfoz de Lloredo, en un rodal de lóngevos castaños»

Liebana es la joya de la corona, en cuanto a su naturaleza salvaje me refiero. He tenido la suerte de conocer espacios naturales protegidos en nuestro país, y me congratulo que nuestra región es de las mejores de la Península Ibérica, pero sí de algún rincón de ella siento especial admiración es ésta extraordinaria comarca natural.

Solo la presencia del oso pardo, del desmán ibérico, águilas reales, culebreras o aguiluchos pálidos hacen de este lugar el paraíso.

No puedo ocultar que estoy profundamente enamorado de esta zona de Cantabria, no solo por su belleza natural, sus paisajes, sus gentes, pero sobre todo sus animales salvajes con los cuales he tenido muchas vivencias, algunas de las cuales es mi deseo haceros participes.

Los cárabos son rapaces nocturnas, habitantes permanentes de los bosques puros, autóctonos, en nuestra región los caducifolios; aquí normalmente hacen su vida estas formidables aves.

En una ocasión, ya hace algunos años estuve acampado en el interior del bosque en Camaleño, justo detrás de la tienda de campaña había un haya seco tronzado por los vientos, y con una rama horizontal que ha modo de peana era utilizado habitualmente por un cárabo común; lo curioso del caso es que la rapaz parecía tener mejor apostadero de caza en la cumbre de la tienda pues durante toda la noche estuvo cazando posado en ella, la cuestión es, que yo desde el interior acariciaba las garras del pájaro que atravesaban la fina lona de la tienda sin que el pájaro se enterase, imagináis que increíble sensación. Recuerdo con meridiana nitidez otra curiosa historia con el mismo ave, esta vez en Alfoz de Lloredo, en un rodal pequeño de longevos castaños.

Uno de ellos presentaba las cicatrices propias de la edad, ramas fracturadas por los vientos, quemaduras por el rayo, avatares de una vida de más de 500 años, estos ejemplares tienen innumerables huecos donde la fauna se cobija y se reproduce, también nuestros cárabos.

En una ocasión propuse a mis amigos una aventura, a la cual ellos accedieron inmediatamente.

Capturamos dos ratones caseros que ataríamos por la cola y dejaríamos encima de un tronco (vivos por supuesto), nos quedaríamos en un hide o refugio para intentar ver de cerca a nuestro cárabo.

La noche era muy fría – bajo cero–,las horas largas y allí no pasaba nada o eso creíamos, decidimos marcharnos, pero antes soltar a nuestros ratones.

La sorpresa fue al ver que uno de ellos había perecido por la helada y el otro consumido por nuestro cárabo ante nuestras narices y sin habernos enterado de nada…que animales tan extraordinarios.

CANTABRIA OCCIDENTAL

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2019-10-27T07:00:00.0000000Z

2019-10-27T07:00:00.0000000Z

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