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La villa de Laredo y su proceso de recuperación a medidados del siglo XX

En esos años se puso punto y final a una sociedad dividida o estratificada en clases o estamentos

Llegaba Laredo al siglo XX con un saldo demográfico positivo, con fuerte expansión urbana, con mejora en el sector servicios, aunque con un gran peso aún de la agricultura y un fuerte retroceso en el sector pesquero, así como importantes porcentajes de analfabetismo (aún en 1903 de 5.097 habitantes no sabían leer ni escribir 2.000, lo que constituía un 39,24%).

En todo caso, se habían roto las estructuras económicas y sociales tradicionales, dando paso paulatinamente a lo largo del siglo XX a un mundo nuevo. Se acababa con aquel tiempo que nos mostraba un mundo de pobreza, incultura, emigración, de alta mortalidad y cortas expectativas de vida; de peste, enfermedades, de hambres y carestías, de supersticiones y de religiosidad popular, de guerras, de desgracias y naufragios. Se terminaba con una sociedad dividida o estratificada en clases o estamentos. Además nos encontramos con una sociedad con alto sentido de la defensa de sus peculiaridades, de su idiosincrasia, de sus instituciones y de su derecho consuetudinario nacido de sus costumbres, de su modo de vivir, y sobre todo, una sociedad con un alto concepto de su propia vida, de su linaje y de su honor.

Se recuperan las soirées nocturnas de gustos afrancesados como la famosa soirée de Cachupín donde en su afamada casona se crearon las célebres cachupinadas de agua, limón y azucarillos.

Lentamente Laredo se va recuperando hasta mediados del siglo XX cuando la Villa pejina se puso de moda entre la burguesía parisina. El contacto entre el señor Raoul Courtier, que era un agente de seguros de París maravillado por el paisaje y las gentes de Laredo, y la laredana María Ugartebidea supuso el inicio del alquiler de cientos de chalés a familias francesas que hizo que Laredo se convirtiera en el pequeño París.

Se anuncia en el periódico francés Le Figaro, de máxima tirada, el alquiler de chalés en Laredo. Rápidamente miles de franceses llegan a la villa de Laredo y crean la asociación ‘Amicale des Estivants Français à Laredo’. Se crea la primera guía turística de la villa laredana en París, en el número 18 de la Rue

Gustave-Zede, Paris XVI e Auteil 59-61. La citada guía se denominaba ‘Laredo, Centre Touristique quelques excursions en partant de Laredo’. Una guía muy interesante porque además de contar las excelencias de Laredo y su paisaje reflejaba las excursiones que se podían hacer en el día desde este singular paraje.

Hasta comienzos de los años sesenta del siglo pasado, la base económica se encontraba en la actividad pesquera con un importante efecto multiplicador en la industria de las conservas. El aumento del fenómeno turístico en la década de los sesenta y parte de los setenta modifica considerablemente las bases económicas de la villa de Laredo expandiéndose las actividades terciarias y afectando de forma importante a la construcción y otras ramas fabriles. En este momento Laredo se está desarrollando en pleno boom turístico, por ello las características más destacadas son: una construcción de apartamentos rápida e intensa, como la que ilustra este reportaje, una escasa atención por los aspectos urbanísticos y derivado de ambas, un fuerte auge del sector terciario y de la construcción y una cierta explosión poblacional.

El turismo parecía una puerta abierta con grandes posibilidades económicas. Las cifras que nos muestra la Memoria Comercial de la Cámara de Comercio de Santander en 1959/60 señalaba que frente a los 30.257.861 pesetas a los que ascendía el valor de la pesca capturada por el Pósito de Laredo en 1960, los ingresos obtenidos por el turismo en la Villa de Laredo el mismo año llegaban a 43.841.000 pesetas.

La diferencia entre el sector tradicional pesquero y el nuevo sector terciario que traía el turismo era, además, de las diferencias económicas que el primero se mantenía estable y el segundo experimentaba una fuerte expansión.

Esta fuerte expansión que también afecto a un desarrollo desaforado urbanístico obligó a la realización del primer plan general de ordenación urbana de Laredo del año 1964 cuyo objetivo fundamental era: «… la ordenación del territorio del término municipal de Laredo; ordenación que debe regir la localización de las actividades humanas en general y singularmente la del asentamiento domiciliario; estable o no, lo que en definitiva condiciona toda actividad».

Este cambio y la trasformación social que comenzaba a sentirse en la villa acompañado del boom inmobiliario desaforado hizo, además, que por el Ayuntamiento de Laredo, viendo que quedaban obsoletas las ordenanzas de 1878, se crearan otras más modernas y adaptadas a su tiempo en el año 1968 por el Ayuntamiento Pleno presidido en aquel momento por el alcalde Antonio Fernández Enríquez.

Serán 122 artículos los que compongan las ordenanzas de policía urbana y buen gobierno de la Villa de Laredo, de los años sesenta del siglo pasado. Estos se redactaron con el objetivo de servir para una mejor convivencia entre la población autóctona y los veraneantes.

LAREDO-ASÓN

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2021-07-25T07:00:00.0000000Z

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https://lectura.kioskoymas.com/article/281565178788644

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