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Santoña reconoce la labor de tres practicantes

El centro de salud ya exhibe las tres placas con los nombres de Federico Martínez, Francisco Sampedro y Amalia González, designando sendas salas de espera

ANA COBO

SANTOÑA. Los vecinos que se han acercado esta semana al centro de salud de Santoña ya han podido contemplar las tres placas colocadas en sendas salas de espera con los nombres de los practicantes Federico Martínez, Francisco Sampedro y Amalia González. Se trata de un «justo» y «merecido» reconocimiento con el que su pueblo quiere agradecerles su «profesionalidad, humanidad y cercanía» a la hora de atender a los pacientes.

Con un sencillo y emotivo acto, se oficializó la iniciativa popular, impulsada hace año y medio por el vecino, José Ramón Alonso, con el objetivo de que tres espacios de espera del nuevo edificio llevarán el nombre de estos emblemáticos profesionales sanitarios. La propuesta recabó más de un millar de firmas de santoñeses y vecinos de la comarca que apoyaron la realización de este homenaje.

El pasado viernes, 16 de julio, al fin, se llevó a cabo en el centro de salud el descubrimiento de las placas con la presencia de Federico Martínez, el único de los tres practicantes que sigue vivo, y de los familiares de Francisco Sampedro y Amalia González.

Alonso, en calidad de artífice de la iniciativa, se mostró «orgulloso» al ver que su idea ha podido llevarse a efecto. Y, agradeció la «dedicación» y el «esfuerzo» de los tres practicantes que han «velado y cuidado de la salud» de los vecinos cuando estaban enfermos. «Estamos aquí para agradecerles todo lo que han hecho por nosotros, para reconocérselo y para darles un emotivo aplauso por que se lo merecen», recalcó.

El alcalde, Sergio Abascal, no solo se sumó a esta propuesta nada más conocerla, sino que hizo de intermediario solicitando la autorización necesaria del Servicio Cántabro de Salud que dio su visto bueno a la colocación de las placas el pasado verano. «Por la pandemia, hemos tenido que ir posponiendo este acto hasta que las condiciones han sido mejores». El regidor puso de relieve la figura y trayectoria profesional en el mundo de la salud de estos tres practicantes que «eran queridos y conocidos todos y como lo es Federico. Es un justo y merecidísimo reconocimiento».

Abascal agradeció a Alonso que haya hecho posible esta distinción, así como la deferencia del centro de salud que ha acogido de buen agrado la idea. En el acto participó el médico de familia, Rafael Colás, que expresó que «para los profesionales de este centro es «un honor» dedicar estas salas de espera a nuestros compañeros practicantes». Y quiso hacer extensivo simbólicamente el homenaje «a los practicantes y enfermeros que les precedieron y a las enfermeras que ahora se están batiendo el cobre con el covid». Colás explicó que aunque no llegó a conocer personalmente a Amalia «era una enfermera que estudió en Valdecilla, muy bien formada y muy trabajadora. Tuvo una gran relevancia en la atención a muchos pacientes en los años 50 y 60».

Con quien si coincidió trabajando es con Francisco Sampedro (Paco), que «siempre se preocupó mucho por sus pacientes y por darle las mejores atenciones». Igualmente, Colás recordó que «cuando salí de terminar de estudiar la carrera en la universidad», en el año 1978, me tocó trabajar con Federico, que era ya un «auténtico maestro veterano». «Desde el principio congeniamos perfectamente. Iniciamos juntos la andadura con los servicios de urgencias que quitaron la esclavitud del médico de familia de cabecera, que trabajaba 24 horas, festivos incluidos. Luchamos mucho para poner orden a la situación sanitaria en ese momento». Para mí, destacó Colás visiblemente emocionado. «Federico es un amigo, un maestro, que me ha enseñado muchas cosas de cirugía».

Antes de descubrir su propia pla

El vecino José Ramón Alonso impulsó este «justo» y «merecido» homenaje apoyado con más de un millar de firmas

ca, Federico, el practicante colegiado más longevo de Cantabria que aún sigue activo con 87 años, tildó el acto de un «hito luminoso» en su larga trayectoria.

Habló de su tío, que se llamaba igual, y ejerció también de practicante siendo «uno de los pioneros de la institución y un profesional fuera de serie. Él se lo merece mucho más que yo». Y, se emocionó al nombrar a su mujer, Eva, que ha sido «mi sostén». «Antes de existir Urgencias trabajábamos 24 horas, todos los días del año, y ella tenía que estar siempre en casa pendiente del teléfono», contó. Además, agradeció a Alonso, al Servicio Cántabro de Salud y al alcalde este homenaje. Seguidamente, los familiares de Sampedro y Amalia también retiraron las bandera que cubrían las placas dejándolas al descubierto.

A Sampedro y Martínez les avalan más de 50 años de dedicación de estar junto «a los indispuestos en tiempos en los que asistieron a los enfermos en sus propias casas de día y de noche, dándoles algo más que el remedio magistral de la medicina: cariño y cercanía».

Alonso para justificar este reconocimiento destacó que estuvieron «en primera línea salvando vidas cuando comenzaban a aplicarse las primeras vacunas contra la difteria en tiempos en los que la mortalidad infantil por esta enfermedad era una triste realidad».

Amalia, además de practicanta, fue matrona, ayudando a traer al mundo a más de cinco mil santoñeses, sin contar los partos que atendió en otras localidad de la comarca y las asistencias que prestó en Valdecilla. Por su labor altruista, ayudando a personas sin recursos recibió en 1980 la Medalla de Plata al Mérito en el Trabajo.

Santoña

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2021-07-25T07:00:00.0000000Z

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