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El toque de queda en media Comunidad consigue limitar la práctica del botellón

Las policías locales reconocen que la restricción de horarios «nos está ayudando» a combatir el ocio nocturno descontrolado

NACHO GONZÁLEZ UCELAY

La entrada en vigor del toque de queda en la mitad de los municipios de Cantabria –los principales núcleos poblacionales de la región entre ellos– ha conseguido aproximar a las autoridades al fin pretendido; aplanar la ‘curva del botellón’ en un momento muy delicado en el que los números sanitarios se están convirtiendo en una grave amenaza para los turísticos. Implantada hace dos semanas, la medida no está impidiendo que el ocio nocturno llame a las puertas de domicilios particulares –allí siguen denunciándose reuniones masivas– pero sí parece que está ayudando a poner cerco al desmadre en calles, plazas y, sobre todo, playas.

Al menos eso dicen los datos que las policías locales han recogido del pasado fin de semana, en los que no se aprecian incidencias de especial relevancia en lo tocante al cumplimiento de las medidas restrictivas impuestas más allá de un aceptable puñado de denuncias.

Sin cifras en las que apoyarse, la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones, aseguró ayer que el pasado fin de semana, segundo desde la vuelta del toque de queda a 53 localidades, fue «tranquilo». Según precisó, «no se produjo ningún incidente destacable».

Así, «tranquilo» fue el fin se semana en la capital, Santander, donde la Policía Local denunció a un total de 23 personas por consumir alcohol en la vía pública. La mayoría, precisa este departamento, en la Plaza de Cañadío, donde se concentra la ‘movida’. Además, sus patrullas denunciaron a los dueños de nueve viviendas en las que se estaban celebrando fiestas por las molestias que estaban causando a sus vecinos e identificaron a 15 personas sorprendidas en plena calle más allá de la una de la madrugada sin justificación.

Un parte muy fino en comparación con los ofrecidos de los fines de semana precedentes, mucho más gruesos en lo que al incumplimiento de la normativa anti-covi respecta.

Más «tranquilo» aún fue en Torrelavega, donde no consta ninguna actuación por botellones. «Aquí hemos recogido tres denuncias, dos en domicilios particulares y una más en un local», explicó ayer el concejal de Seguridad Ciudadana, Pedro Pérez, seguro de que el toque de queda «ha tenido que ver, sin duda», en un parte escueto en el que se apuntan, de otro lado, 17 denuncias por incumplir el horario que impone la medida.

Tampoco se registraron incidencias dignas de mención ni en Castro Urdiales ni en Camargo

–municipios en los que prevaleció la colaboración ciudadana– ni en Noja ni en Ajo (Bareyo), focos de conflicto hace una semana a causa del botellón.

«El toque de queda nos ha venido muy bien», admitió ayer el jefe de la Policía Local de Noja, José Luis Revuelta, para quien la Noja del pasado fin de semana «no tiene nada que ver» con la Noja del anterior. «Por aquí hemos estado muy tranquilos», decía aliviado mientras repasaba el parte. «Pues hemos puesto dos denuncias en dos viviendas... Y nada más».

Ello, porque el ocio nocturno, cerrado a la una de la madrugada, se trasladó al municipio vecino de Bareyo, donde no existe de momento el toque de queda. Lejos de repetirse las escenas del fin de semana del 17/18 de julio, cuando cientos de jóvenes llegados de Noja se citaron en las playas de Ajo para practicar el botellón forzando una intervención de la Guardia Civil, esta vez «no tenemos constancia de que se hayan producido grandes concentraciones de gente», dice la alcaldesa, Ángela Ruiz.

«El toque de queda nos ha venido muy bien», asegura el jefe de la Policía Local de Noja, José Luis Revuelta

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2021-07-27T07:00:00.0000000Z

2021-07-27T07:00:00.0000000Z

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