Lorenzo Berrazueta (Torrelavega, 1983) lleva sobre sus hombros una importante carga, de la que no puede sentirse más orgulloso. Es el delegado de la Asociación de Voluntarios de CaixaBank en Cantabria, en la que participan más de 240 voluntarios. En las últimas semanas han trabajado duro para cerrar con éxito la segunda edición de la campaña nacional ‘Ningún Hogar Sin Alimentos’, de la Fundación ‘la Caixa’, a beneficio del Banco de Alimentos. En Cantabria han recaudado casi 21.000 euros. Ahora, está deseando que llegue el siguiente reto.

–Acaba de terminar una campaña con el Banco de Alimentos de Cantabria, con el que han colaborado. ¿Cómo ha ido? –Esta es la segunda edición de la campaña Ningún Hogar Sin Alimentos, de la Fundación ‘la Caixa’, con el apoyo de CaixaBank, en la que hemos estado volcados las últimas semanas, con el fin de recaudar el mayor número de donativos posibles para los Bancos de Alimentos. En el caso de Cantabria, hemos conseguido 20.930 euros. Gracias a esta acción, más de 45.000 personas de toda España, en situación de vulnerabilidad, tendrán una alimentación básica garantizada durante todo el verano, con las 2.386 toneladas de alimentos básicos conseguidas gracias a los donativos recogidos en la acción solidaria.

–¿A lo largo de estas semanas han desarrollado alguna acción específica desde la Asociación de Voluntariado de CaixaBank?

–Una acción que me ha gustado mucho, y que se ha extendido a lo largo de toda la red de oficinas de CaixaBank, también de Galicia, Asturias y País Vasco, es que un día todos los compañeros de las oficinas, fueran o no miembros de la Asociación de Voluntariado, decidimos ponernos el chaleco del Banco de Alimentos y atendimos así a los clientes. Esto hizo que muchos de ellos se interesaran por la campaña y pudimos aumentar notablemente el número de donativos.

–¿Se ha agudizado el problema de los colectivos más vulnerables?

–No solo se ha agudizado, sino que se ha extendido a otros muchos grupos. A raíz de la pandemia, la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal) ha detectado que el perfil de las personas que acuden se ha ampliado. También hay familias, que antes de la crisis tenían rentas medias o bajas, y parejas jóvenes que han perdido sus empleos debido a los ERTE y ERE. Además, esta situación podría agravarse, según los bancos de alimentos, si no se produce un repunte en la recuperación económica.

–¿Desde la Asociación de Voluntarios, cuáles son las principales necesidades que ven en estos momentos?

–La emergencia social derivada de la pandemia persiste, y por ello debemos apoyar a quienes más lo necesitan. Yo, personalmente, lo que estoy comprobando es que el espíritu solidario y generoso está aumentando. Un ejemplo es esta campaña de recogida de alimentos, que demuestra que juntos somos más fuertes. Y gracias al conjunto de pequeñas aportaciones, habrá miles de familias que recibirán ayudas de alimentos. Solo así, unidos, lograremos erradicar la pobreza.

–¿Cómo se llega a ser voluntario de la asociación y cuáles son las áreas en las que colaboran?

–Las puertas de la Asociación de Voluntariado de CaixaBank están abiertas para todo el mundo: empleados, familiares, amigos y clientes de la entidad. El único ‘requisito’ es tener ganas, inquietud y decisión. Trabajamos en diferentes áreas, como la infancia, la enfermedad o las personas mayores. Pero los voluntarios podemos proponer nuevas áreas y entidades con las que colaborar.

–¿Qué hace especial a este voluntariado?

–Por mi experiencia, el que colabora una vez en una causa, vuelve a hacerlo. Es más, te preguntas cuándo va a volver a tener lugar, porque no quieres perder la oportunidad de colaborar. Estas campañas dan la oportunidad de participar a los que por su día a día no acaban de encontrar el momento. Les damos el empujón a veces necesario.

–En alguna ocasión ha comentado que se llega a crear un vínculo especial entre ustedes.

–Yo creo que es una de las cosas de las que más orgullosos nos podemos sentir los trabajadores de CaixaBank. Somos parte de una entidad socialmente responsable y solidaria, y cuya razón de ser, desde sus orígenes, es retornar a la sociedad parte del beneficio que obtenemos de nuestra actividad. Y además de todo ello, fomenta el voluntariado entre los propios empleados y nos organizamos para poder estar cerca de las entidades sociales de nuestro entorno.

–Durante los meses del confinamiento y los que les siguieron, debió de ser duro, por las necesidades de las personas a las que atendieron. ¿Cómo se organizaron?

–Como ocurrió con todos los sectores, tuvimos que reinventarnos y adaptarnos a la nueva realidad. Un ejemplo de ello, y que tuvo mucho éxito, fue nada más comenzar la pandemia. Creamos una acción denominada ‘Cartas contra la Soledad’ y, como indica el propio nombre de la acción, escribíamos cartas a personas que se encontraban confinadas, especialmente personas mayores. Era una acción sencilla, pero que te cargaba de energía y fuerza, tanto al receptor como al emisor. Poder ver que con un gesto tan sencillo, como es el de escribir una carta, se llega tan lejos, es realmente enriquecedor.

«Estoy comprobando que el espíritu solidario y generoso está aumentando»