La senda fluvial de Potes, que recorre el margen derecho de los ríos Quiviesa y Deva, se ha convertido de unos años a esta parte en una de las grandes atracciones para los turistas que visitan la villa, reconocida como uno de los pueblos más bonitos de España. Es un agradable paseo al que pueden acceder personas de todas las edades, e incluso las que tienen algún problema de movilidad, ya que en varios de los lugares, como en los accesos por Las Vegas y San Roque, se ha habilitado una rampa para poder recorrerlo.

Lo que hace singular a este espacio, y sobre todo en estos meses de verano, es la agradable temperatura que se disfruta en el paseo, que se inicia junto al puente medieval de San Cayetano, en el casco antiguo, junto al río Quiviesa, donde los turistas no se cansan de fotografiar a las ocas y patos que recorren el río y sus orillas.

Entre los visitantes que estos días recorren el paseo del río, encontramos a dos matrimonios: Paqui y Pablo, que vienen de Lanzarote, y Eduardo y Albina, de Álava. No se cansan de alabar el recorrido. «Es espectacular. No hace falta ir al extranjero teniendo esta maravilla aquí. Esto es un auténtico paraíso», aseguran los canarios.

Manuel y Carmen, que han llegado a Potes desde Sevilla, igualmente destacan «la tranquilidad que tiene pasear por este lugar donde solo escuchas el murmullo del agua y el sonido de los pájaros» y reconocen que «disfrutar de esta agradable temperatura no tiene precio. Potes, es un pueblo extraordinario».

Buena temperatura

Hay muchas personas, que bajan al río para refrescarse en las aguas, disfrutar con sus hijos junto a la orilla o sentarse en uno de los bancos instalados a lo largo del trayecto, que después del puente de San Cayetano, pasa bajo el puente nuevo, en el centro de la villa, para alcanzar el punto de unión del río Quiviesa con el Deva, debajo del puente de la Cárcel y de la Torre del Infantado. En este punto es habitual ver a la chavalería saltando al pozo que allí se encuentra. En la margen izquierda del río Deva, se puede acceder también desde el IES Jesús de Monasterio, a una zona en la que el viajero puede relajarse contemplando el bonito entorno del lugar.

Siguiendo por la margen derecha del Deva, se encuentra una salida por escaleras de piedra hasta la zona de la plaza, y un poco más adelante, encontramos el último puente que se construyó para acceder a los centros educativos de la villa. A ambos lados del puente, hay un acceso por rampa y otro, por escaleras, a la calle San Roque, que igualmente nos lleva hasta el mirador sobre el río Deva, un balcón desde donde se domina una panorámica de Potes y de los Picos de Europa.

Otro de los atractivos de este singular paseo es poder contemplar las truchas en el agua en un tramo donde es habitual ver a algún pescador en esta época, que con la caña y lanzando el anzuelo, intenta capturarlas, debiendo después devolverlas de nuevo al río, ya que se trata de una zona de tramo libre de captura y suelta.

No podemos olvidar que durante todo el recorrido el viajero puede contemplar aves como el mirlo acuático, que se sumerge en las aguas, o la lavandera que salta de piedra en piedra, y especialmente un magnífico bosque de ribera, donde no faltan los chopos, nogales, alisos, fresnos o sauces.

La última parte del trayecto lleva al visitante hasta el lugar de Las Vegas, donde encontramos junto a un edificio la piedra de un antiguo molino, y desde donde se puede bajar hasta la orilla del Deva o disfrutar del paisaje sentado en un banco de las mesas, que el Ayuntamiento ha habilitado en esa zona, desde la que se puede regresar al centro del pueblo.

Durante todo el recorrido también encontramos varios paneles explicativos de fauna, flora y la actividad que se desarrolló en la zona, y si al oscurecer el viajero quiere disfrutar de un rincón tranquilo, donde oirá el sonido del río, contemplando la villa de Potes de noche, podrá hacerlo, porque el Ayuntamiento ha instalado farolas que iluminan todo el recorrido.