Cuando a Jaime Torre le llegó en la mañana de ayer una carta del Ministerio de Interior, no le hizo falta abrirla para deducir que se trataba de una multa como consecuencia de haber dejado su coche delante del puente sobre las vías del tren en el barrio de Sel del Rey, de su pueblo, Serdio (Val de San Vicente), el día del primer intento de derribo por parte de Adif, el 11 de junio.

Efectivamente, 200 euros. Lo supo porque Pedro Sañudo, el propietario del tractor estacionado delante del coche, en primera línea, ya había recibido la suya. «Yo llegué allí y estaba el tractor de Pedrito atravesado y había otros coches por allí», recuerda. «Los guardias dijeron que iban a coger matrículas y algunos los quitaron pero yo lo dejé y al final estaban mi coche y el tractor», añade.

No obstante, el vecino asegura que por donde su coche estaba aparcado «pasaba un autobús» y va a recurrir por no estar de acuerdo con la argumentación con la que han multado a ambos: «Estacionar el vehículo obstaculizando la circulación o creando peligro para otros usuarios e impedir el paso de una retroexcavadora y varios vehículos que no pudieron pasar, teniendo que dar la vuelta».

Los dos afectados por las multas inciden en que no podían estar cortando un camino, si estaba cortado de por sí mediante las vallas colocadas en el puente hacía semanas. «Y no existe ninguna orden judicial para derribar un puente que es público», asegura Sañudo, que opina que consecuentemente, ni la retroexcavadora ni ningún otro vehículo tendrían motivos para pasar.

Si bien está más que convencido del razonamiento, Sañudo optó por abonar el importe en los días siguientes a la recepción de su notificación, para beneficiarse de la reducción del 50% por pronto pago y para evitar «que fuera a más», especialmente teniendo en cuenta que recibió la notificación la semana después del segundo intento de derribo, que se había saldado con su primo detenido por embestir con un dúmper dos coches de la Guardia Civil. Por su parte, Torre, hará «todo lo posible por evitar el pago» de algo que considera «a todas luces, injusto». Y cuenta con el apoyo de numerosos vecinos, que le han hecho llegar su indignación por las «represalias.»

Mientras tanto, los vecinos continúan atentos a todos los movimientos relacionados con la futurible demolición del puente y harán lo que esté en su mano para impedirla, si no cuentan antes con una alternativa de paso.

Según ha explicado Sañudo, que es el propietario de la vivienda y de la estabulación más cercanas al puente, recientemente, se han personado técnicos para tomar medidas de la estructura, y previamente, hubo una visita de técnicos en la que estuvo presente el alcalde de Val de San Vicente, quien les hizo llegar que ahora se pretende construir una pasarela provisional.

«No nos saca de nada», replicó el ganadero, que cuenta con terrenos a ambos lados de la estructura y necesita trasladarse con maquinaria de gran peso. Además, el puente es utilizado por diversos vecinos de los distintos pueblos del municipio para trasladarse de unas localidades a otras.

El primer intento de echar abajo el puente de Sel del Rey se produjo un día después del derribo del de Los Tánagos (Pesués), en el mismo Ayuntamiento de Val de San Vicente, sobre el que nadie se hace cargo de la restitución. Durante los trabajos, también estuvieron presentes algunos vecinos de Serdio con pancartas, que mostraban así su desacuerdo con la manera en que se están llevando a cabo los derribos.

Los vecinos continúan pendientes de algún nuevo intento de derribo para seguir mostrando su total oposición