«Vete en paz, / Que yo me quedo con mi guerra», canta Sidonie en ‘Mi guerra’, uno de los temas que componen su último álbum de estudio, ‘El regreso de Abba’, basado en la novela homónima publicada por el líder de la formación. En realidad quien canta los versos es él, Marc Ros (Barcelona, 1974), compositor, músico y vocalista de la banda que hoy a las 22.45 horas regresa a Cantabria para actuar en el Magdalena Deluxe de Santander, donde estarán acompañados por otra destacada banda del panorama nacional como Viva Suecia. Cansado pero satisfecho por formar parte de uno de los grupos que «no ha parado durante toda la pandemia», Ros destaca la importancia de saber adaptarse en situaciones complejas como la actual y afirma atravesar un momento creativo marcado por la libertad absoluta.

–Parece que les han cambiado el horario y van a tener que terminar antes su concierto.

–Es una situación que hay que vivir con aceptación. Nosotros hemos establecido una serie de rutinas que realizamos antes de salir al escenario, y que incluye una serie de respiraciones y cantamos el ‘Om’, porque cada concierto ahora es algo nuevo, una aventura en la que tienes que enfrentarte a algo desconocido. Aunque ya tenemos una experiencia, porque somos uno de los pocos grupos que no han dejado de tocar durante toda la pandemia, valoramos muchos estas oportunidades y creemos que tenemos que cumplir con el público.

–¿De dónde surge ese compromiso?

–Creemos que es necesario llevar nuestras canciones a la gente. Al menos yo, como público, agradezco mucho los grupos que han venido a tocar a Barcelona en época de pandemia porque me han aportado paz, serenidad y alegría. Es algo que también tenemos que hacer por nuestra propia salud mental. Estar activos, estar juntos y hacer piña es muy importante y nos ayuda a adaptarnos. Ahora está lo de los horarios, pero mañana vendrá otra cosa, así que tanto la aceptación como la capacidad de adaptación son esenciales.

–¿Qué tipo de propuesta van a plantear en Santander?

–Vamos con todo y más. Lo único en lo que hemos adaptado durante el periodo pandémico es en función del tipo de escenario, que es algo que hemos decidido una vez estábamos en el lugar, y dependía mucho de las vibraciones que nos transmitiese. En Santander vamos con la propuesta completa porque ya conocemos el lugar. Estaremos los cinco sobre el escenario y tocaremos los temas de ‘El regreso de Abba’, sin olvidarnos del repertorio antiguo de Sidonie.

–¿Cómo afronta esta nueva realidad, con el público sentado y mascarillas en la cara?

–Cuando estás en el camerino no te acuerdas de que la gente te va a recibir así, con las mascarilla, porque parece una película futurista medio apocalíptica. Cuando sales y te encuentras con eso los primeros instantes cuesta, y en mi caso noto que la voz de alguna manera también está confinada, que mis gestos no son los de antes. Pero cuando llevas dos o tres canciones te dejas llevar por la energía del momento, por la electricidad y por el rock. La música es una profesión de emociones y, más allá de las mascarillas, el objetivo es hacer ruido organizado e intentar que esas vibraciones lleguen hasta el cuerpo de la gente que te está escuchando.

–La música han sufrido mucho debido a la crisis. ¿Cómo valora la evolución de ese impacto?

–Toda la gente con la que estamos mano a mano, que va desde nuestro equipo técnico a los promotores y los organizadores de

los conciertos, han trabajado de forma impecable y lo han dado todo. En ese sentido, en el de estar haciendo bien el trabajo de difundir la cultura segura, estoy muy tranquilo. Hay un sentimiento especial, y me emociona pensar que en esta comunidad se están haciendo tan bien las cosas en unos momentos tan difíciles.

–A lo largo de su trayectoria han visto evolucionar mucho la industria de la música. ¿Cómo han vivido un cambio tan profundo?

–Llevamos 24 años sobre los escenarios, en los que hemos visto un poco de todo .... y lo que nos queda por ver. Nosotros nos hemos dedicado a divertirnos y a jugar. Por un lado tenemos un compromiso muy serio con esta cosa que amamos tanto que es el pop, y después cada ciertos años intentamos hacer cosas diferentes. Ahora venimos de un disco que parte de un novela, que es algo muy innovador y que ha costado horrores. Enrique Vila-Matas dijo que estábamos haciendo «literatura expandida», que me parece una forma muy bonita y acertada de definirlo.

–¿Cómo reciben sus seguidores esa actitud creativamente inquieta e inconformista?

–El público agradece ese esfuerzo por no quedarnos siempre en el mismo sitio y esa invitación a jugar y a divertirse. Los artistas que más amamos son aquellos que se aventuran y que nos retan. Y aunque a veces te pueden decepcionar, al final agradeces esos cambios. En nuestro caso eso es lo que nos mantiene vivimos y lo que nos permite dormir tranquilos.

–¿Cuáles son sus planes ahora?

–Después de este trabajo podemos hacer lo que nos dé la gana. Siempre hemos podido hacerlo, pero ahora es por completo. David Byrne, de Talkin Heads, decía que aunque un compositor siempre piensa que compone desde la libertad absoluta en realidad no es así. El artista siempre tiene que estar pendiente del local en el que se van a interpretar sus canciones, los miembros del grupo, los instrumentos, en qué revistas le van a reseñar o en qué festivales va a actuar... En mi caso ser consciente y no esconderme de esta realidad es algo que me da más libertad, porque también forma parte de la profesión, aunque muchos quieran rehuirla.

ACTUACIÓN «Vamos con todo y más. Conocemos Santander y estaremos cinco en el escenario»

PANDEMIA «La música es una profesión de emociones y nos olvidamos de las mascarillas»