Los datos de don Tertulio: –San Pantaleón era un médico de Nicomedia que vivió en el siglo III y que figura en el martirologio. En Cantabria se venera este santo en más de diez localidades y algunas celebran fiestas notables, entre ellas Liérganes y Pontejos.

–Pero hay un pueblo que lleva este nombre, San Pantaleón de Aras, situado en el valle del mismo nombre y perteneciente a la antigua Junta de Voto –apostilló don Corolario.

–De este último pueblo hay que recordar la existencia del palacio de la Marquesa de Viluma, poseedora de una importante biblioteca que solía visitar Marcelino Menéndez Pelayo, y, según la anécdota, la propietaria de esta importante colección, al ver llegar al sabio santanderino a su casa, exclamaba: «Ahí viene el ladronzuelo», palabras cariñosas para contar que don Marcelino solía llevarse de allí algunos ejemplares de libros que consideraba de interés –terció don Zenón.

–Hay un dato interesantísimo, porque el señor del palacio de la Pezuela era el esposo de la aristocrática dama de Aras y tenía, ni más ni menos, que el título del Virrey del Perú –dijo don Ceanúreo.

–Y un hijo de ambos fue el donante del convento franciscano de Montehano del lugar de Escalante –añadió don Penicilio.

–Por citar el lugar más próximo a la capital donde se celebra San Pantaleón, nombraremos al vecino lugar de Pontejos, aunque este año ya sabemos que todas las fiestas de ambiente popular están sometidas al silencio o son celebradas con sordina –intervino don Asépalo.

–Seguramente, un lugar donde esta fiesta tenía más ambiente romeril era Liérganes, donde no faltaba el coheterío y donde, alguna vez, se produjo algún pequeño incidente por la explosión de los petardos festeros. Si algún Pantaleón de Cantabria nos lee, que se dé por felicitado en su onomástico –concluyó don Tertulio.