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SER ÁNGELA

Texto PATRICIA RODRÍGUEZ

Ángela Ponce, activista e imagen de Pantene, nos explica qué supone ser modelo trans en 2021.

cuenta Ángela Ponce (Sevilla, 30 años) que su pasatiempo preferido de pequeña era peinar a sus muñecas, siendo adolescente debutó como modelo, luego probó a estudiar peluquería, a sus veintitantos se convirtió en Miss Universo España y hace dos años fue nombrada embajadora de Pantene. De manual, si no fuera porque es una mujer trans y ha ido abriendo camino: fue la primera en participar en Miss Universo o en desfilar sobre la pasarela madrileña. "En mi familia siempre ha sido algo normalizado", cuenta por teléfono desde Málaga, donde está pasando unos días con su chico, "ni siquiera hemos tenido demasiadas conversaciones sobre el tema. En la calle no, eso ya era otra selva". Una que, por suerte, no le ha robado la espontaneidad ni la ingenuidad. Transparente en sus respuestas, sabe que su mensaje importa y aprovecha su altavoz para que sea escuchado.

Dio clases de peluquería, pero una profesora le dijo que más que para peinar, usted estaba hecha para que la peinaran.

Empecé con lo típico en los pueblos, con los bigudíes o el peinar el pelito liso a la señora. La verdad es que se me da bien, pero ella vio que mi vocación iba por otro lado. No estaba mal encaminada.

El pelo está dotado de una gran carga simbólica. ¿Qué papel ha jugado en la construcción de su identidad?

Fue la primera necesidad que tuve. Más allá de la ropa, que yo vestía bastante unisex, es lo primero que nos diferencia de pequeñitos en el cole. Recuerdo ir a la peluquería pensando que podía entrar con el pelo corto y salir con él largo. Le decía a mi madre que quería salir como la mujer de algún anuncio, seguramente con el pelo largo y ondas.

El canon está evolucionando y ahora permite por ejemplo que se considere bella a una mujer con canas. Pero los

certámenes siguen premiando una belleza estereotipada. ¿Por qué decidió participar en Miss Universo?

Ya me dedicaba al mundo de la moda, donde todo está también muy estereotipado: o haces dieta para ser una modelo convencional o haces dieta para ser una modelo curvy. Al final no se diferencia mucho de los concursos. A mí me hacía mucha ilusión y me preparé. Me sirvió para poder llevar mi mensaje. Una modelo es un maniquí, no tiene voz, pero el concurso me dio la oportunidad de hacer activismo en unos países en los que lo trans es más desconocido. Recibí muchas críticas porque era una realidad que les chocó, pero a día de hoy, cuando busco en YouTube, lo típico, porque me gusta verme, encuentro muchos vídeos de latinoamericanos defendiéndome con argumentos y palabras que he usado yo. Me llena de orgullo pensar que he sembrado esa semillita.

¿Dónde nace la transfobia?

Creo que es un desconocimiento y falta de información, de educación, que venimos arrastrando muchísimo tiempo. Si desde que somos pequeñitos en las aulas se nos hablase de la diversidad, criaríamos generaciones mucho más integradas.

¿Cómo le hubiera ayudado a usted tener esas herramientas y referentes cuando estaba formándose?

Me hubiera ahorrado mucho bullying porque, sinceramente, creo que mis compañeros no eran malas personas, venían con lo que habían oído en su casa. Eran niños y los niños no tienen prejuicios. Si nuestro profesor nos hubiese hablado de este tema y lo hubiésemos tratado en clase, se hubiesen dado cuenta de que no era 'rarita' y por supuesto que tampoco era el mariquita de la clase, que era la nena trans. Para mí habría sido muchísimo más fácil todo porque me hubiese descubierto a mí misma antes. Con 10 años hubiera sabido que había un tratamiento, que no pasaba nada, que no iba a estar así toda mi vida.

¿Qué le pareció que se rechazara la ley trans en el Congreso hace solo unas semanas?

Es un retroceso. Son derechos humanos y no entiendo por qué mis derechos se los tienen que plantear personas cisgénero que no han vivido mis problemas, que no han vivido mi vida. No entiendo que tengan que marcar ellos, desde su opinión, que lo que yo necesito esté bien o esté mal. Se parte del desconocimiento, porque muchos de los problemas que se plantean no lo son. O como eso de que un hombre para burlar la ley se va a declarar mujer, para no ser juzgado por violencia machista. ¡Es que me parece del siglo III antes de Cristo! El problema está en que vemos hombres donde realmente hay mujeres. Y eso es transfobia. Habría que escuchar nuestro punto de vista: yo, por ejemplo, con 15 años dejé de ir al médico porque no soportaba estar en una sala de espera y que me llamaran por un nombre masculino y todo el mundo me mirara.

¿Cree que es más difícil ser mujer trans que hombre trans?

Es diferente: vivimos en una sociedad en la que todo lo que se arrime más al rol masculino está más aceptado que el hecho de

“El pelo fue la primera necesidad que tuve, más allá de la ropa es lo primero que nos diferencia de pequeñitos”

ENTREVISTA BELLEZA

es-es

2021-06-19T07:00:00.0000000Z

2021-06-19T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/282604560803767

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