La investidura de Pere Aragonès al frente de la Generalitat sigue en el aire tras un nuevo giro de guion. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) había anunciado por sorpresa el sábado que quería gobernar en solitario y daba por hecho que su todavía socio de gobierno, Junts per Catalunya, apoyaría sin condiciones a Aragonès. Y solo un día después, Junts advirtió de que sus votos tienen un precio.

La política catalana está abonada a los golpes de efecto, a las “jugadas maestras”, como las ha acuñado el independentismo. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) anunció por sorpresa el sábado que quiere gobernar en solitario. ERC dio por hecho que su todavía socio de gobierno, Junts per Catalunya, apoyaría sin condiciones la investidura de Pere Aragonès como presidente de la Generalitat, pero, solo un día después, Junts advirtió que sus votos tienen un precio.

“Nuestros votos no pueden ser gratis”, dijo ayer en Catalunya Ràdio Elsa Artadi, la vicepresidenta de Junts y miembro del equipo del partido que ha estado negociando infructuosamente desde el pasado febrero la formación de un nuevo Ejecutivo de coalición. ERC afirma que, tras casi tres meses de diálogo,

no solo no se ha avanzado hacia el pacto, sino que se ha retrocedido. “Intuimos que Junts no quería el acuerdo porque por cada paso adelante ha habido tres hacia atrás”, afirmó ayer la portavoz de ERC, Marta Vilalta.

Aragonès argumentó el sábado que es necesario asumir la investidura en solitario porque las diferencias entre las dos partes son demasiado grandes y solo quedan poco más de dos semanas para que se produzca la convocatoria automática de unas nuevas elecciones. Aragonès detalló que uno de los escollos insalvables es el Consell per la República, un órgano presidido desde Bélgica por el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. Junts presiona para que el Consell sea el ente que dirija la estrategia de los partidos independentistas, que coordine las votaciones de estos en el Congreso de los Diputados e incluso las negociaciones de la Generalitat con el Gobierno central. Aragonès recalcó que él, como presidente de la Generalitat, no puede aceptar esta tutela.

ERC se aferra a las declaraciones previas del secretario general de Junts, Jordi Sànchez, quien había reiterado que, en caso de no haber acuerdo, darían apoyo a un Gobierno en solitario de los republicanos. Sin embargo, como es habitual, la realidad se enreda con la letra pequeña del contrato. El propio Sànchez planteó el sábado un apoyo con condicionantes: Junts facilitaría la investidura de Aragonès en segunda votación, en la que solo es necesaria mayoría simple, con la abstención de 28 de sus diputados y el voto favorable de cuatro de ellos. Con esta fórmula, Junts obliga a Aragonès a contar con el apoyo en la investidura de la CUP y de En Comú Podem: solo así evitaría que los partidos no independentistas bloqueen su elección.

Repetición electoral

A la enrevesada fórmula planteada por Sànchez se han añadido nuevos condicionantes. “Junts nunca ha dicho que regalamos los votos. Uno, cuatro, diez o 30 votos, cualquier decisión final la toma la militancia. Cualquier acuerdo sobre la mesa, de investidura o de legislatura, debe negociarse y debe pasar por nuestras bases”, avisó Artadi.

Sergi Sabrià, vicesecretario general de ERC, dijo en la emisora Rac-1 que si Junts no permite la investidura de Aragonès, habrá repetición electoral. “Si hay que elegir entre elecciones y llamar a la puerta del PSC, hay elecciones”, afirmó Sabrià. Esquerra se comprometió durante la campaña de las autonómicas del pasado febrero a no suscribir ningún tipo de pacto de gobierno con los socialistas catalanes. Tanto ERC como Junts y la CUP consideran que el PSC es un partido que da apoyo a una supuesta represión antidemocrática contra las formaciones independentistas.

El PSC también se ha cerrado en banda. Su candidato a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, insistió en que su partido no piensa facilitar la investidura de un candidato que busque la independencia de Cataluña. Illa ha pedido a Aragonès que le dé apoyo a él para encabezar la Generalitat, puesto que fue el ganador en votos de las pasadas elecciones.

Sabrià reiteró que el objetivo es que durante la legislatura ERC amplíe el Gobierno a otras fuerzas políticas. Los republicanos no solo mantienen las puertas abiertas a Junts, pese a las malas relaciones entre ambos, sino también a la CUP y a En Comú Podem. Carles Riera, diputado de la CUP, confirmó que los anticapitalistas darán apoyo a la investidura de Aragonès, pero sin formar parte del Ejecutivo.