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La Unión Europea abre un debate ciudadano para definir su futuro

Emmanuel Macron impulsa la participación de los jóvenes en la reforma de la UE

BERNARDO DE MIGUEL,

La Unión Europea puso en marcha ayer el mayor ejercicio de participación ciudadana y reflexión política de toda su historia. La Conferencia sobre el futuro de Europa quedó oficialmente inaugurada en Estrasburgo, sede de la Eurocámara. Se inician así 12 meses de debates por todo el continente que alimentarán el trabajo de un plenario compuesto por 376 personas entre parlamentarios europeos y nacionales, representantes de las instituciones europeas y de los gobiernos nacionales, de patronales y sindicatos, y ciudadanos de a pie (de los que un tercio debe ser menor de 25 años).

Un Comité ejecutivo se encargará de presentar el informe final, que recogerá el desenlace de la esperada batalla entre los partidarios de una gran transformación de la UE para profundizar su carácter federal y quienes consideran que la grave crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia desaconseja embarcar a los 27 Estados miembros en un proceso de imprevisibles ramificaciones.

La apertura de la Conferencia tuvo lugar en la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo, con presencia del presidente francés, Emmanuel Macron, los líderes de las instituciones comunitarias, eurodiputados, autoridades nacionales y 27 estudiantes del programaErasmus. El carácter híbrido del acto, impuesto por las limitaciones sanitarias de la pandemia, se completó con la conexión de 300 ciudadanos por vía telemática.

Macron señaló que la conferencia “será un ejercicio inédito”. Y pidió que “tras un año de debate abierto a todos los ciudadanos”, las instituciones recojan el fruto de este intercambio de ideas “para reformar Europa”. El presidente francés ha sido uno de los inspiradores de la iniciativa y la fuerza que, junto al Parlamento Europeo, ha logrado sacarla adelante a pesar de la pandemia. El coronavirus obligó a retrasar la apertura de la Conferencia, inicialmente

prevista para el 9 de mayo de 2020, coincidiendo con el 70º aniversario de la Declaración de Schuman, que sentó las bases para el nacimiento de la UE.

Finalmente, se ha puesto en marcha en el 71º aniversario, pese a que varias capitales eran partidarias deesperar a que la covid-19 dé un respiro a unos ciudadanos que, además de encajar la muerte hasta ahora de 700.000 europeos, han soportado durante meses enormes restricciones sociales, la

suspensión de libertades fundamentales y la mayor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial.

Macron cree que la renovación de Europa es ahora más urgente y necesaria que nunca porque la pandemia ha revelado los puntos fuertes y débiles del club comunitario. “En esta crisis ha sido el modelo europeo el que se ha reafirmado”, aseguró el presidente francés, un modelo que ve anclado en la solidaridad y la democracia.

Pero Macron advirtió de que para mantener la confianza de los ciudadanos, la UE debe aprender a reaccionar “con más rapidez y más fuerza”.

Incluso la apertura de la Conferencia estuvo precedida por una larga y procelosa batalla muy bruselense, con las tres instituciones involucradas (Parlamento Europeo, Comisión Europea y Consejo de la UE) enfrentadas por asumir el liderazgo y la gestión del nuevo foro. La solución ha seguido el mismo estilo: una presidencia tripartita y paritaria en la que al final de los debates (dentro de un año) se repetirá, con toda probabilidad, la misma batalla en torno a la declaración final.

Falta de entusiasmo

“Debemos ser honestos y admitir que la conferencia no será la panacea ni la solución a todos los problemas”, avisó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Fuentes parlamentarias perciben una clara falta de entusiasmo en la Comisión por una conferencia en la que no puede llevar la voz cantante y que podría desembocar en unas reformas imprevisibles y potencialmente favorables al Parlamento Europeo en el frágil equilibrio institucional de la UE.

El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, subrayó que hay que “reflexionar sobre cómo reforzar la capacidad y la centralidad del Parlamento Europeo, especialmente en lo que respecta a su poder de iniciativa”. La Comisión disfruta ahora prácticamente en exclusiva de ese poder, crucial para decidir qué proyectos legislativos se ponen en marcha y cuáles no. “No debemos tener tabúes”, ha pedido Sassoli.

La Conferencia estará comandada por un comité ejecutivo copresidido por el eurodiputado Guy Verhofstadt; la vicepresidenta de la Comisión, Dubravka Suica; y un representante de la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, que este semestre será la secretaria de Estado portuguesa, Ana Paula Zacarias. En el Comité se sientan los eurodiputados Manfred Weber e Iratxe García, respectivamente presidentes del grupo Popular y de Socialdemócratas; los representantes de las dos próximas presidencias rotatorias del Consejo (Eslovenia y Francia); y dos vicepresidentes de la Comisión Europea. El Comité se completa con miembros observadores (con voz, pero sin voto) entre los que se encuentra España.

El alambicado reparto de sillas es el resultado de una larga negociación en la que el principal objetivo era evitar que Verhofstadt, el candidato del Parlamento a presidir la conferencia, se hiciera con ese puesto. Las capitales temen el empuje federalista del eurodiputado belga que, en 2001, cuando era primer ministro de su país, inspiró la Declaración de Laeken. Aquel texto desencadenó en un proceso constitucional, vía una convención y una conferencia intergubernamental, que desembocó en el primer proyecto de Constitución europea, que se estrelló en las consultas de Francia y los Países Bajos, donde ganó el no.

Pero el objetivo de la conferencia no es convertirse en un foro de debate parlamentario, sino recoger el sentir de la ciudadanía para intentar trasladarlo a una posible reforma de la UE. Con ese fin se constituirán paneles con 200 ciudadanos, garantizando que siempre haya al menos un hombre y una mujer de cada uno de los 27 países de la UE.

La selección se hará respetando la diversidad de origen geográfico, edad, situación socioeconómica y nivel educativo. Las normas señalan que al menos un tercio de los miembros deberán tener entre 16 y 25 años.

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2021-05-10T07:00:00.0000000Z

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