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El temor a la relajación entra en escena

Los expertos muestran más preocupación por la actitud que tendrán los ciudadanos en bares y domicilios que por la noche de celebración que siguió al fin del estado de alarma en varias ciudades

PABLO LINDE / JESÚS CAÑAS

Los especialistas prevén un aumento de los diagnósticos los próximos días

Las escenas festivas de la primera noche sin estado de alarma después de seis meses y medio dieron paso a un día indiferenciable de cualquier otro de las semanas previas. Las plazas de medio país abarrotadas de jóvenes haciendo botellón o las 450 intervenciones policiales en Madrid contrastaron con una jornada de resaca lluviosa y de mal tiempo en prácticamente toda España, que dejó en sus casas a muchas personas que por primera vez se podían mover por ocio entre comunidades.

Los expertos en salud pública consultados miran con más preocupación todas las demás actitudes ciudadanas que pueden venir asociadas al fin del estado de alarma que las imágenes de los botellones y el alcohol en las primeras horas sin toque de queda. Esta medida solo está vigente en tres comunidades (Baleares, Comunidad Valenciana y Navarra, esta última, a la espera de aval judicial), después de que el TSJ de Canarias la tumbara ayer en esta autonomía. El vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea (Ciudadanos), indicó que su Gobierno contemplaría pedir un toque de queda para el territorio si el Tribunal Supremo aprueba esta medida para otras autonomías. “Si llegara ese caso, veríamos, pero antes hay que esperar a lo que diga el Supremo”, declaró ayer.

Lo previsible, dicen los expertos consultados, es una subida de diagnósticos en unos 10 días, pero el nuevo escenario, con cada vez más personas protegidas por las vacunas y la infección natural, hace difícil prever su magnitud y qué reflejo tendrá en los hospitales. Manuel Franco, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública, recuerda que todas las olas epidémicas han llegado a España tras levantar restricciones que dificultaban a los ciudadanos viajar y reunirse libremente. No cree que lo que pase en el futuro vaya a ser una excepción. “Pero este virus no ha parado de sorprendernos. La tercera ola fue mucho más dura de lo que esperábamos, y la cuarta, más leve. Habrá que aguardar para comprobar qué sucede a partir de ahora”, afirma.

En opinión de Franco, las celebraciones de la madrugada del domingo son las “esperables” en una juventud que lleva meses de restricciones que han afectado especialmente a su forma de divertirse y socializar. “Es un estallido de júbilo bastante entendible. La fatiga pandémica les ha afectado a ellos también”, explica. Su preocupación va más allá de estas imágenes y se fija en lo que quizás no es tan visible, como las reuniones en casas o en bares. “Llevamos viendo semanas bares y restaurantes llenos, con gente sin mascarillas, especialmente en sitios como Madrid”, señala.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, tachó de lamentables las imágenes de la madrugada. El secretario general de CC OO de Madrid, Jaime Cedrún, culpó de lo sucedido “al discurso gamberro” de la presidenta regional en funciones, Isabel Díaz Ayuso. Mónica García, líder de la oposición en la comunidad, se sumó al debate en Twitter criticando la “criminalización” de la juventud. “Ni antes fueron los culpables de llevar a los abuelos a las UCI, como aseguraba la campaña del gobierno del PP, ni ahoLa

“Ha habido una falta de pedagogía”, lamenta un epidemiólogo

ra son el mayor reflejo de la irresponsabilidad”, escribió.

Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Medicina Preventiva en la Universidad Autónoma de Madrid, asegura que en las fiestas sin protección del sábado es probable que se produjeran “bastantes contagios”. “Afectó sobre todo a gente muy joven, ahora ellos deberían extremar sus precauciones evitando contagiar a gente mayor aún con insuficiente inmunidad. Por otro lado, estas conductas, confío y deseo, que se limiten mucho en las próximas semanas, porque si no el nivel actual de inmunidad colectiva no podrá controlar la transmisión comunitaria”, añade.

El epidemiólogo Javier del Águila cree que el mayor problema en adelante puede venir por un contagio de actitudes en las que la ciudadanía perciba que el fin del estado de alarma equivale a la conclusión de la pandemia. “Quizás ha habido una falta de pedagogía. ¿Es pronto para haberlo terminado? No estoy del todo de acuerdo. ¿Se podría haber mantenido un mes más? A lo mejor, pero con otras características, con medidas distintas en cada comunidad y explicando todo esto muy bien”, señala.

Panorama dispar

El fin de la situación excepcional ha llegado con un panorama muy dispar en el territorio nacional. Aunque la incidencia en España comenzó a caer la pasada semana, la tendencia todavía es muy débil, después de otras dos semanas de estancamiento. El viernes, último día con datos oficiales, había en todo el país una media de 198 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, lo que según el semáforo del Ministerio de Sanidad (entre otros indicadores) suponen un “riesgo alto”. Y la situación en cinco comunidades autónomas (Madrid, Cataluña, Navarra, Aragón y el País Vasco, además de Melilla) supera los 250, lo que equivale a “muy alto”. Baleares, Canarias, Extremadura, Galicia, Murcia y la Comunidad Valenciana están por debajo de 100. Esta última es la única que mantiene una incidencia inferior a 50, lo que se considera “riesgo bajo”.

Aunque el día lluvioso no permitió en general grandes escenas de ocio tras el estado de alarma, ayer ya se produjeron los primeros movimientos de población. “Ha sido abrir la veda y venirnos para acá”. La malagueña María Dolores Quirante resumía ayer por la mañana la motivación de su viaje a Cádiz, sentada en un banco junto a su marido en una encapotada mañana. Aunque ellos, como el resto de andaluces, podían viajar por la región desde el pasado fin de semana, esperaron al fin de semana de caída total de restricciones para hacer su primer viaje desde finales de 2020. Como ellos, otros andaluces, madrileños y catalanes animaron las calles de localidades como El Puerto de Santa María, Chiclana, Conil o Tarifa. “Se ha notado mucho más movimiento. El viernes la playa estaba muy concurrida de bañistas y estos días hay mucho ambiente de kite. En las zonas urbanas mucho movimiento de personas consumiendo”, resumía Francisco Ruiz Giráldez, alcalde de Tarifa.

Rafael Matute, propietario del bar Tasca Matute en El Puerto, ya veía venir el incremento de clientes. “Hemos hecho previsión de género tanto para ahora como para el verano, ya que vemos venir que va a ser un verano fuerte”, aseguró. En las mismas previsiones se mueve Ignacio Martín, director de Barceló en la provincia de Cádiz, donde la cadena tiene cinco hoteles. “Este verano, sin caer en un optimismo infundado, va a ser mejor que 2020, aunque las previsiones no son de una gran mejoría”, explicó.

Las estaciones de tren no registraron ayer grandes aglomeraciones, tampoco en la frontera con Francia. Las fronteras estuvieron muy tranquilas y ni en Behobia ni en el puente de Santiago, en Irun, se han producido colas para comprar tabaco, alcohol.

Con información de Guillermo Vega, Pedro Gorospe, Nacho Sánchez, Juan Navarro y Eva Saiz.

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2021-05-10T07:00:00.0000000Z

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