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El Madrid empata (2-2) con el Sevilla y no alcanza el liderato

Madrid y Sevilla empatan tras un partido vibrante con el minuto de suspense del campeonato: en la misma jugada el árbitro se decantó por un penalti de Militão que precedió a uno a Benzema

JOSÉ SÁMANO,

Esta Liga es una montaña rusa. Los vaivenes de los candidatos al título se suceden. El suspense es constante. Con el VAR de por medio ya no digamos. En el Alfredo di Stéfano, en el vibrante pulso entre el Madrid y el Sevilla, la intriga fue propia del mejor Hitchcock. Quién sabe si el trance más decisivo del campeonato. El partido discurría por el minuto 73 cuando los de Lopetegui lanzaron un córner. A Militão, en vuelo con

Diego Carlos y de espaldas a la pelota, esta le rebotó en el brazo derecho, extendido. Nada dijo el árbitro. Salió en estampida Benzema, plantado a solas frente a Bono, que le anudó las piernas. Dos penaltis casi simultáneos que dilucidar. El juez dictó condena para el Madrid y Rakitic clavó el 1-2.

Minutos antes del acierto del croata, el Real había reclamado una mano de Jordán. Tan interpretable como cualquiera en estos tiempos en los que el fútbol depende casi tanto de las manos como de los pies. Tal es la colosal confusión. Cada jugada de estas es como tirar los dados. Hoy, todo depende de cómo le pegue el aire a un batallón arbitral que interpreta el engorroso y veleidoso reglamento según el día.

La extrema incertidumbre con esos penaltis de ida y vuelta no fue la última trama del partido. En el tiempo añadido un disparo de Kroos fue desviado por el talón izquierdo de Hazard y el Real rescató un punto. Insuficiente. Gobierna el Atlético, que tanto depende de sí mismo como en esta jornada el Madrid o hace unos días el Barça antes de su trompazo con el Granada. La Liga, el VAR, es una noria. Y lo fue este partido vibrante, con mejor Sevilla de inicio y mejor Madrid tras el intermedio.

Salió mandón el Sevilla, con un monocultivo del balón. Alrededor de la pelota, el Papu Gómez organizó una mesa redonda y los muchachos de Lopetegui de rondo en rondo. Cazaba moscas el Madrid, siempre a rebufo de un adversario sin un ariete de referencia, pero con mucho regimiento por delante del balón y permutas constantes. Otro rival con mucha armadura para el Real, aún convaleciente de su trance con los corsarios del Chelsea. Y no solo por Ramos y Mendy, de nuevo lesionados. De entrada, Zinedine Zidane no dio foco a Hazard, tan señalado por la jarana con su antigua pandilla del Chelsea tras el derrape europeo.

Un par de maniobras de Benzema sirvieron de sonajero a los de Zidane. En la segunda, su cabezazo binguero a centro de Odriozola fue invalidado por el VAR. Al lateral vasco le pillaron en fuera de juego por un pie. El no gol tuvo un efecto imprevisto. El Sevilla notó más la sacudida que el Madrid. Un paso atrás de los visitantes, equipo acordeón que suma pelotones al ataque y en defensa.

El cuadro hispalense perdió algo de hilo con el Papu, con Suso. O sea, con la pelota. Justo entonces, cuando ya se agitaba el Madrid, llegó el gol de Fernando. Tras una falta de Casemiro a Suso, el gaditano activó a Navas. El centro del capitán lo descolgó de maravilla Rakitic, que en la selvática área de Courtois advirtió a Fernando por una rendija. El brasileño sentó a Casemiro y anotó con un zurdazo.

Un doble golpe para el Madrid, que pasó de festejar antes de tiempo el tanto de Benzema a asumir sin remedio el emboque de Fernando. En ventaja, el Sevilla fue menos expansivo. En desventaja, algo mejor se vertebró el Real con la pelota, pero más para el trasteo que para dar la puntilla. Demasiados jugadores blancos adictos a reclamar el balón al pie. Poco vértigo. Ya no había réplicas ofensivas de los de Nervión y las locales se cerraban sin grandes sobresaltos para Bono.

De regreso del descanso, otro

Madrid. Un conjunto con más volumen, otro ritmo. Empeño suficiente para bloquear al Sevilla en la periferia de Bono. Lopetegui intervino sin demora. Su equipo, tan gobernante al principio, ahora precisaba un estirón. Un corneta. En-Nesyri, futbolista potente y veloz, como bandera para dar salida al equipo. Antes de que pudiera surtir efecto se anticipó Asensio. Kroos acababa de citar a Vinicius con el gol tras una trenza con Modric. Hasta entonces la noche no había dejado muchas pisadas de Kroos, pero a jugadores así les basta un parpadeo. Lo tuvo el germano, que convocó a Asensio dentro del área. Tan geométrica es la zurda del balear que no necesitó acomodar el balón para reventar la red de Bono.

El segundo tiempo era del Madrid. Demasiado achicado el Sevilla, a golpe de tambor los locales, ya hasta con Hazard mediante. Llegó la doble jugada crucial y chasco para el Real. La última pincelada de Kroos quizá no sea suficiente para los de ZZ. Pero en esta Liga nadie está a salvo de cualquier incidencia. El carrusel es constante.

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2021-05-10T07:00:00.0000000Z

2021-05-10T07:00:00.0000000Z

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