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Merlier supera a los senadores del esprint

Groenewegen vuelve tras nueve meses de sanción por la caída de Jakobsen

CARLOS ARRIBAS,

En Novara, donde el hockey sobre patines era el rey, el belga Tim Merlier, un debutante a los 28 años en la corte de los grandes, supera a los senadores del esprint, que tienen otras cosas en la cabeza.

El UAE tiene un tren hispano que descarrila. Dylan Groenewegen lucha todos los días con su memoria, con recuerdos, imágenes, sonidos y un silencio, que no puede borrar, y han pasado nueve meses. Caleb Ewan se pierde en el jaleo.

El 6 de agosto de 2020, el día siguiente de la caída que casi acaba en el Tour de Polonia con la vida del esprínter neerlandés Fabio Jakobsen —dos días de coma, múltiples fracturas de cráneo, 130 puntos de sutura en la boca, la tráquea destrozada, y todos los dientes, y ocho meses después aún sonríe como una bruja, pues le faltan 10, operaciones de estética que no le han devuelto el rostro—, a todo el mundo, conmovido, no le costó nada ponerse en el lugar del desgraciado corredor. Casi nadie, en cambio, eligió para su empatía los zapatos de Groenewegen, el compatriota que le empujó a 85 por hora contra unas vallas que explotaron con el impacto. Jakobsen volvió a correr a los ocho meses, hace unas semanas, y, visto lo visto, y por mucha voluntad y esfuerzo que le ponga, tardará aún varios meses más en acercarse a lo que fue sobre una bici. Groenewegen sufrió una sanción de nueve meses, y ha vuelto a correr en el Giro, y parece el de antes. Terminó

cuarto, pero no logró de sus compañeros más que una huida del conflicto, un actuar como si nada hubiera pasado. “Antes de la suspensión competimos mucho y no creo que las cosas vayan a cambiar, será un rival duro, como siempre”, resume Ewan.

Nadie parece querer pensar qué habría sido de su vida si se sintieran culpables de los males de un compañero, como Groenewegen se siente, y dice en las entrevistas que no hay día en que no piense en el instante fatal. “No, no lo pensé jamás, y mejor no pensarlo porque entonces te bloqueas”, razona el argentino Richeze. “Una cosa es correr uno sus riesgos, otra es arriesgar a otros”.

Solo un hilito de compasión parece brotar de las palabras de Patrick Lefévère, el patrón de Jakobsen en el Deceuninck, uno que llegó a decir que Groenewegen merecía la cárcel. “En caliente he dicho cosas muy graves contra Dylan, pero después he reflexionado, y creo que todos tenemos derecho a una segunda oportunidad”, dice el mánager belga. “Como dice la Biblia, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”.

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2021-05-10T07:00:00.0000000Z

2021-05-10T07:00:00.0000000Z

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