La adopción de un certificado nacional de vacunación para poder acceder a espacios cerrados como restaurantes, bares o gimnasios ha despertado la indignación de miles de personas tanto en Italia como en Francia. Muchas de ellas protestaron ayer por las calles de grandes ciudades de ambos países.

En Italia se registraron las mayores protestas contra el pasaporte sanitario en el país desde que el 22 de julio el Gobierno de Mario Draghi acordó su implantación para tratar de frenar una nueva ola de contagios de covid-19.

Desde entonces, la medida generó críticas del partido ultraderechista Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia), cuya líder Giorgia Meloni llegó a calificar el certificado de «antesala de una sociedad Orwelliana».

«¡Vergüenza, vergüenza!», «¡Libertad, libertad!» y «¡No a la dictadura sanitaria!» fueron algunos de los eslóganes que corearon los manifestantes italianos, que se comunicaban a través de la aplicación de mensajería encriptada Telegram que han estado usando para organizar sus actos de protesta.

Las manifestaciones reflejaron el ambiente caótico que rodeó la protesta: había una mezcla de negacionistas, integristas religiosos y agitadores que intentaban atraer la atención de los medios, así como de extremistas de derecha y de izquierda, y sectores de la población pauperizados por la crisis.

La protesta mezcla a negacionistas, integristas religiosos, agitadores, ultras y afectados por la crisis

Altercados

No hubo actos de violencia graves, pero sí altercados con la policía que se produjeron en las ciudades con las mayores concentraciones, entre ellas Milán, Roma y Nápoles. En cambio, en Pesaro, donde en los pasados días el alcalde, Matteo Ricci, recibió amenazas de muerte por sus posturas favorables a la vacunación, las movilizaciones fueron muy restringidas por fuertes medidas de seguridad.

Aunque el pasaporte covid goza del apoyo de la mayoría de la población, la medida también suscita polémica entre intelectuales italianos que, como los filósofos Massimo Cacciari y Giorgio Agamben, creen que puede ser una «forma de discriminación» contra las personas que no se han vacunado, una «represión contra las libertades» y denuncian un «uso político» del certificado.

Disturbios en París

En Francia, la policía terminó usando cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar una nueva concentración multitudinaria en París.

La marcha fue en su mayor parte pacífica hasta que unas decenas de concentrados se atrincheraron en la plaza de la Bastilla. Al menos tres policías resultaron heridos en las manifestaciones de París, según fuentes de la prefectura de policía a BFM-TV. Varias personas fueron detenidas por los cuerpos de seguridad.

Las manifestaciones se repitieron también en otras grandes ciudades de Francia. En Montpellier, la manifestación reunió a 8.500 personas, según la prefectura, una cifra que ha aumentado considerablemente en comparación con las 5.500 de hace una semana. Además, 4.800 personas se dieron cita en Marsella y más de 1.200 marcharon en dos procesiones en Lyon. En Limoges, 3.000 manifestantes marcharon en paz, según France 3 Limousin.