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Adorado mes de agosto

Jordi Querol BARCELONA

Por sus consecuencias positivas, y desde hace mucho tiempo, adoro el mes de agosto. Durante este mes veo más árboles, escucho el ruido del mar y, por la noche, con frecuencia, observo su cielo estrellado. Cosas al alcance de todos, pero que, en invierno y en la ciudad, son más difíciles de practicar.

No obstante, lo más destacable de agosto es la desconexión: durante este mes huimos de lo cotidiano. Los sonidos, los olores y los paisajes habituales son sustituidos por otros muy diferentes. En agosto, las grúas de la construcción se vuelven perezosas y los periódicos adelgazan; sin embargo, los aeropuertos y las estaciones de todo lo que transporta gente rebosan nerviosismo.

En agosto, la felicidad se contagia, y los que tienen tendencia a deprimirse resucitan. En agosto tenemos ganas de hablar y de hacer cosas nuevas, y los restaurantes están llenos de comensales con rostros bronceados y anchas sonrisas. Las playas están repletas y el calor nos anima a bañarnos, es entonces cuando su aire y su brisa entran en nuestros cuerpos y, por la noche, hechos trizas, nos dormimos ante el televisor.

Al igual que la tarde del sábado y todo el domingo significan el resarcimiento semanal, en el mes de agosto nos recuperamos de todas las fatigas y tristezas acumuladas durante el año. Por eso, la pandemia ha convertido el agosto del 2021 en un mes muy esperado.

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2021-08-01T07:00:00.0000000Z

2021-08-01T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281659668083035

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