LA PREGUNTA revolotea e incita a que se formule: ¿se justifica el impacto visual y medioambiental que alega el gobierno municipal para oponerse a las pasarelas que unirían los parques Rosalía de Castro, Marcos Cela y Miño, como había propuesto el PP, apoyado por Ciudadanos? Porque la sospecha, más que la hipotética consulta a los técnicos, objetada por PSOE y BNG, es que la negativa se sustancia en una idea formulada por la oposición, aun cuando ya existía un anteproyecto municipal al respecto. No es el primer caso, ni será el último: más que la excelencia o envergadura de una obra o un proyecto, suele prevalecer el origen de la inventiva o la intención, por lamentable que sea. La posibilidad de enlazar peatonalmente el centro de la ciudad con el río a través de zonas verdes mediante pasarelas, desde la explanada del Pabellón dos Deportes hasta la Vuelta da Viña, es una idea muy atractiva y de utilidad pública, de ocio y de recreo, de mayor relieve e incidencia funcional que el pretendido e intangible impacto visual, como si fuese O Garañón, y por eso merece una explicación más convincente por parte de los aludidos técnicos que lo desaconsejan. Porque choca con otras ocurrencias controvertidas que no purgaron rechazo. ¿Y si le añadimos un carril bici?