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«Había muchas ganas de salir, echábamos en falta la libertad»

M. A. MORENO

TERUEL. Carmen Pérez y sus amigas Alba Marco, Belén Zarauz, Inés Redón y Paula Garzarán formaban ayer una de las muchas pandillas de jóvenes turolenses dispuestas a estrenar el fin del estado de alarma y del toque de queda. «Salimos a dar una vuelta por la ciudad, sin más, por el placer de cruzarnos con gente y saludarla sin la preocupación de tener que volver a casa a una hora establecida para evitar una sanción», explicaba Belén.

Sentadas en una de las terrazas de bar que llenan el Paseo del Óvalo y que ayer, en parte por el buen tiempo, estaban a rebosar de público, coincidían en que «había muchas ganas de salir; echábamos de menos la libertad». Para Carmen, estudiante de Medicina en Valencia, si bien aún no se puede bajar la guardia frente al virus, la supresión del estado de alarma ha traído «alegría». A su lado, Alba, que estudia Magisterio, asentía. «Empezamos a dejar de verlo todo oscuro y aparece algo de luz», explicó. Por su parte, Inés celebraba el anuncio del Gobierno aragonés sobre la pronta flexibilización de horarios para la hostelería. «La economía tiene que empezar a moverse, hay que apoyar a bares y comercios», afirmó esta joven, que en el futuro será abogada. Para Paula, tras más de un año de limitaciones, «habrá que coger otra vez el ritmo, porque nos habíamos acostumbrado a estar en casa al anochecer».

En la plaza del Torico, también repleta de grupos de jóvenes, algunos no tenían tan claro salir de casa a partir de la medianoche, ya derogado el toque de queda. «Es una buena noticia, porque supone que la incidencia del covid baja, pero ¿dónde vamos con todos los bares cerrados? Esto es empujarnos a reunirnos en lugares con menos control y seguridad», afirmaban Javier Romero y sus amigos, de 22 años.

ARAGÓN

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2021-05-09T07:00:00.0000000Z

2021-05-09T07:00:00.0000000Z

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