Kiosko y Más

Peregrinar a Graus

Víctor Orcástegui

Como Irene Vallejo nos ha enseñado, muchas veces la Antigüedad clásica ilumina mejor la condición de nuestra época que las ideas comunes con que nos enfrentamos a ella. El lunes, el catedrático de Historia Antigua Francisco Marco Simón nos hablaba también de la pervivencia entre nosotros de aquel tiempo y de cómo el mundo antiguo puede todavía inspirarnos algo más que admiración. En ‘La huella de Delfos en Graus’, Marco señalaba la curiosa presencia de las máximas délficas en la basílica grausina de la Virgen de la Peña, construida unos 2.300 años después que el santuario griego. Pero, de paso, nos daba una lección sobre el sentido que tuvo Delfos en la vida social y política de la Grecia clásica. Y es de innegable actualidad. Desde Delfos, nos dice Marco, «se difundió una ideología de la moderación» que en una época turbulenta –¿cuál no lo es?– «buscaba evitar la desmesura y encauzar el desasosiego y las tensiones». Puesto que los aforismos de la Pitonisa pueden leerse en Graus, quizás fuera buena idea llevar allí en excursión a unos cuantos políticos que todos tenemos en mente para que los leyesen. Pero dejemos eso... El martes, la escritora Ana Alcolea se remontaba asimismo al pasado, el de los años sesenta del siglo XX, para ayudarnos a ver mejor la actualidad. Las penurias de Juan y de Doménico, los personajes de Lauro Olmo y de Ermanno Olmi a los que alude Alcolea, resuenan en las angustias de tantos jóvenes de hoy que ven su futuro en suspenso por la falta de empleo. De lo que no estoy seguro es de si esa resonancia de 1961 en 2021 puede invitarnos a la esperanza o ha de sumirnos en la desesperación. Habrá que ir a Graus a encontrar la respuesta.

TRIBUNA

es-es

2021-05-09T07:00:00.0000000Z

2021-05-09T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281801401837712

ABC